La Aventura de Damián y Benja en el Pasado
Era un día soleado y Damián y Benja, los mejores amigos y aventureros, estaban en el jardín de su casa cuando encontraron un viejo cañón entre unos arbustos. Al acercarse, notaron que había algo especial en él. Resplandecía con colores vibrantes.
"¡Mirá Damián! ¿Qué creés que es?" - preguntó Benja, ojos abiertos de asombro.
"No tengo idea, pero se ve mágico. Quizás deberíamos probarlo" - respondió Damián, con una chispa de curiosidad en sus ojos.
Sin pensarlo dos veces, ambos se subieron al cañón y, en un instante, un portal misterioso se abrió frente a ellos. La luz era cegadora y, cuando se calmó, se encontraron en un bosque completamente diferente. Todo estaba iluminado por un sol dorado, y había plantas de colores desconocidos.
"Esto no parece nuestro mundo... ¡Es increíble!" - exclamó Benja, corriendo entre las flores.
"Sí, pero... ¿dónde estamos?" - se cuestionó Damián.
Mientras exploraban, se encontraron con un anciano que parecía ser el guardián de ese lugar.
"Bienvenidos, viajeros. Han llegado a un tiempo antiguo, donde la Gema del Poder, que da vida a esta tierra, está en peligro" - dijo el anciano, con voz sabihonda.
"¿Gema del Poder? ¿Cómo podemos ayudar?" - preguntó Damián, emocionado.
"Para encontrarla, deberán enfrentarse a cinco guardias, cada uno custodiando un fragmento de la gema. Solo así podrán reunirla y salvar este reino" - explicó el anciano.
Ambos amigos se miraron con determinación.
"¡Vamos, Benja! ¡Esta es nuestra oportunidad para ser héroes!" - dijo Damián.
"¡Sí!" - respondió Benja con una sonrisa.
Los primeros guardias eran seres de fuego, resplandecientes y llenos de energía. Se llamaban Flamus y tenía a su resguardo el primer fragmento de la gema.
"¿Que quieren, humanos? Aquí no hay lugar para ustedes" - rugió Flamus.
"Venimos en paz. Solo buscamos el fragmento de la gema" - dijo Damián, tratando de sonar valiente.
Después de un ingenioso truco con algunos espejos que reflejaron la luz, lograron engañar a Flamus y conseguir el primer fragmento. Contentos, continuaron su viaje.
El segundo guardián era un monstruo de agua llamado Aquanox. Este les planteó un reto de conocimiento.
"¿Qué es más pesado, un kilo de plomo o un kilo de plumas?" - preguntó Aquanox con voz profunda.
"¡Son igual de pesados!" - respondieron al unísono Damián y Benja.
Impresionado, Aquanox les permitió pasar y se despidió, permitiéndoles obtener el segundo fragmento.
El tercer guardián, llamado Terra, era un gigante de piedra que sólo permitió pasar a quienes demostraran valentía. Damián y Benja, en vez de rendirse, se armaron de valor y hablaron de sus sueños de ayudar a los demás.
"Demostraron tener corazones valientes. Aquí tienen su fragmento" - dijo Terra, dándoles el tercer fragmento.
Así viajaron hasta encontrar a los otros dos guardias: un ser del viento y uno de luz, que les plantearon acertijos y pruebas de amistad, que lograron superar unidos, cada vez más fuertes y más cercanos.
Finalmente, después de enfrentar a todos los guardias y juntar los cinco fragmentos, se encontraron nuevamente con el anciano.
"Lo han logrado, jóvenes héroes. Ahora, deben unir los fragmentos en el altar de la vida. ¡Apresúrense!" - les urgió.
"¡Vamos, Benja!" - exclamó Damián, lleno de emoción.
Corrieron hacia el altar, donde un viento mágico les rodeó mientras colocaban los fragmentos juntos. La gema del poder brilló intensamente, y en un instante, el reino cobró vida, llenándose de colores y sonidos mágicos.
"¡Lo hicimos! ¡Salvamos este reino!" - gritó Benja, saltando de alegría.
"Esto solo fue posible gracias a nuestra valentía y trabajo en equipo" - dijo Damián, mirando a su amigo con orgullo.
Los amigos fueron aclamados como héroes y aprendieron que, trabajando juntos y con determinación, podían lograr cualquier cosa. Y así, después de muchas risas y juegos en ese mágico lugar, decidieron regresar a casa.
Al día siguiente, Damián y Benja se despertaron en sus camas, como si todo hubiera sido un sueño. Sin embargo, el cañón seguía allí, brillando, recordándoles que la aventura apenas comenzaba y que lo más importante era el lazo que los unía como amigos.
FIN.