La Aventura de Edgardo y Jaquelina



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Los Sueños, dos amigos inseparables: Edgardo y Jaquelina. Edgardo era un niño curiosísimo, siempre lleno de preguntas y con una imaginación desbordante. Por otro lado, Jaquelina era una niña muy astuta, con un don especial para resolver acertijos y enigmas.

Un día soleado, mientras jugaban en el parque, Edgardo encontró un mapa viejo y polvoriento entre las raíces de un árbol. "¡Mirá Jaquelina! ¿Qué será esto?"- dijo Edgardo, agitando el mapa por los aires.

"Parece un mapa del tesoro"- respondió Jaquelina emocionada. "¡Vamos a descubrirlo!"-

Ambos amigos comenzaron a seguir las pistas que el mapa les daba. La primera pista los llevaba a la escuela del pueblo. "Aquí dice que debemos encontrar algo que brilla en la oscuridad"- comentó Edgardo, rascándose la cabeza.

"Ya sé! ¡El reloj de la señora Beatriz!"- exclamó Jaquelina con entusiasmo. La señora Beatriz, su maestra, tenía un reloj antiguo que brillaba con la luz del sol.

Los niños se acercaron a la casa de la señora Beatriz. "¡Señora Beatriz! ¿Podemos ver su reloj por un segundo?"- preguntó Edgardo tímidamente.

"Claro, niños. Pero sólo un momento"- les respondió la señora, entregándoles el reloj con una sonrisa.

Jaquelina miró detenidamente y encontró una pequeña inscripción detrás: "El verdadero tesoro está en la amistad".

"Esto no es un tesoro, es un mensaje. ¡Debemos seguir buscando!"- dijo Jaquelina.

El mapa les llevó a diferentes lugares del pueblo, como la biblioteca, el río y la cancha de fútbol. En cada lugar encontraban notas que hablaban sobre la importancia de trabajar en equipo, de ser amables y de valorar la amistad.

Al llegar al río, vieron un globo flotante atrapado en una rama. "¡Mirá!"- gritó Edgardo. "Podríamos ayudarlo"-.

"Sí, vamos a hacer que vuelva a flotar"- respondió Jaquelina, y juntos comenzaron a armar un plan. Con cuidado, estiraron un palo largo y, tras varios intentos, lograron liberar el globo. Cuando lo hicieron, el globo se elevó hacia el cielo y se alejaron.

Al caer la tarde, finalmente llegaron a un viejo edificio que parecía deshabitado. "Este debe ser el lugar de la última pista"- dijo Edgardo.

Tenían que entrar con cautela. Adentro, encontraron un cofre polvoriento. "¿Qué habrá aquí?"- se preguntaron a la vez. Con temor y emoción, abrieron el cofre, que estaba lleno de cartas.

Cada carta contenía un mensaje sobre aventuras, amistad y valentía. Al leer las cartas, Edgardo y Jaquelina se dieron cuenta de que el verdadero tesoro no era oro ni joyas, sino las enseñanzas que habían encontrado en su búsqueda.

"Estas cartas son el más grande tesoro"- dijo Jaquelina sonriendo.

"¡Así es!"- agregó Edgardo. "Hemos tenido aventuras increíbles y, sobre todo, hemos aprendido juntos"-

Decidieron llevarse las cartas a casa, prometiendo siempre recordar lo que verdaderamente importaba. Desde ese día, Edgardo y Jaquelina siguieron disfrutando de su amistad, realizando nuevas aventuras y recordando el importantísimo mensaje que encontraron: el valor de la amistad.

Y así, en el pequeño pueblo de Los Sueños, Edgardo y Jaquelina, no solo fueron famosos por su tesoro, sino también por ser los mejores amigos y por siempre ayudar a los demás, dejando un legado inimaginable en su comunidad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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