La Aventura de Egresados en Carlos Paz



Era un hermoso día de diciembre cuando el grupo de amigos de la secundaria, formado por Julián, Sofía, Marco y Valentina, se preparaban para su tan esperado viaje de egresados a Carlos Paz. Todos llevaban consigo una mochila llena de sueños y risas.

-Sofía, ¿traes las galletas que hicimos? -preguntó Valentina con una sonrisa.

-Claro, no podía faltar el snack de la aventura -respondió Sofía mientras mostraba su mochila llena de sorpresas.

Al llegar a Carlos Paz, el grupo se maravilló con las montañas y el río. La emoción se palpaba en el aire.

-¡Miren, ahí está el famoso Reloj Cu Cú! -exclamó Marco señalando hacia la plaza.

-¡Vamos, saquemos una foto! -dijo Julián emocionado.

Después de sacar varias selfies y disfrutar de la vista, se dirigieron a su hotel. Había juegos, pileta y hasta un lugar para hacer fogata. Esa noche, mientras se acomodaban alrededor de la fogata, comenzaron a contar historias.

-Una vez, me perdí en el camping y tuve que seguir a un pato hasta salir -contó Marco mientras todos reían.

-Vos siempre te perdés, Marco -rió Sofía.

De repente, un susurro misterioso se escuchó entre los árboles.

-¿Escucharon eso? -preguntó Valentina, asustada pero curiosa.

-Quizás sea un fantasma buscador de amigos -dijo Julián tratando de asustarlos.

Todos rieron, pero la curiosidad los llevó a investigar. Armados con linternas, se aventuraron hacia el sonido. Al alejarse, se encontraron con un pequeño arroyo que iluminado por la luna parecía un espejo.

-¡Miren esto! -gritó Sofía -¡Hay piedras brillantes!

Cada uno recogió una y decidieron que se convertirían en amuletos de la amistad. Al volver al hotel, cada uno guardó su piedra en un lugar especial, prometiendo que siempre recordarían este viaje.

Los días pasaron llenos de actividades: paseos en barco, juegos en la pileta y hasta una tarde de rafting. Pero una noche, cuando fueron a cenar, se dieron cuenta de que habían perdido una de las piedras de amuletos. Era la de Julián.

-¡No puede ser! ¿Qué hacemos? -preguntó Valentina, preocupada.

-No vamos a dejar que eso nos arruine el viaje -dijo Marco con determinación. -Debemos encontrarla.

Así, se unieron todos para buscar la piedra. Volvieron al arroyo, donde recordaban haber jugado. Miraron en todas partes, bajo las piedras y en el agua.

-¡Ahí está! -gritó Sofía, señalando a un lugar donde la corriente parecía más fuerte.

El grupo se acercó, y Sofía, siendo la más pequeña, se agachó para intentar recogerla. Pero la corriente la empujó un poco, y todos se asustaron.

-¡Cuidado, Sofía! -gritó Julián, mientras todos extendían sus manos hacia ella.

-¡No es nada, puedo hacerlo! -respondió Sofía. Sin embargo, la preocupación invadió a sus amigos.

-¡Espera! -dijo Valentina. -Tal vez, en vez de arriesgarnos, deberíamos pensar en una estrategia.

Juntos decidieron formar una cadena humana. Marco se agarró de Julián, Julián de Valentina y Valentina de Sofía.

-¡Toma mi mano! -gritó Julián, estirando su brazo.

Sofía, confiando en su equipo, hizo un movimiento rápido y logró agarrar la piedra.

-¡Lo logré! -gritó contenta, mientras todos celebraban el éxito de su trabajo en equipo.

Después de la gran aventura, comprendieron que los objetos materiales son importantes, pero nada se compara con la amistad y el apoyo que se pueden ofrecer entre ellos en los momentos difíciles.

-¿Y ahora qué vamos a hacer con la piedra? -preguntó Marco.

-Sigamos manteniendo nuestras promesas, con cada uno que perdamos habrá una recuerdo más -dijo Julián.

Y así, al regresar a Buenos Aires, no solo regresaron con un montón de fotos, risas y recuerdos únicos, sino también con un nuevo entendimiento de lo que significa la verdadera amistad. En su próximo encuentro, se prometieron hacer un álbum donde cada uno podía agregar su piedra y compartir su historia. Así, el viaje de egresados no solo se convertiría en un recuerdo de diversión, sino también en un ejemplo de compañerismo y afecto.

La aventura de esos días en Carlos Paz siempre quedaría con ellos, demostrando que juntos podían superar cualquier desafío.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!