La Aventura de Estela la Paloma
Érase una vez, en un hermoso parque de Buenos Aires, una paloma llamada Estela. Estela era conocida en toda la ciudad por su brillante y colorida camisa azul que siempre llevaba puesta. Era tan brillante que cuando volaba, todos los niños dejaban de jugar para mirarla.
Un día, mientras se posaba en una rama, Estela sintió que estaba un poco cansada de la rutina y decidió que era hora de viajar y ver el mundo. Ya había escuchado historias de lugares lejanos, maravillas del mundo y aves de otros países. Así que, con su espíritu aventurero, empacó una maleta llena de cosas fascinantes: un mapa, algunas semillas y, por supuesto, su camisa azul.
Al llegar al aeropuerto, todo era muy diferente a su hogar. Había pájaros de todas clases correteando por allí, y el sonido de las alas revoloteando la emocionó. "¡Estoy lista para mi aventura!"- dijo Estela mientras subía al avión.
Pero, en su afán por llegar al vuelo, olvidó por completo su querida camisa azul en la rama del árbol donde solía descansar. Así que, mientras volaba alto, comenzó a darse cuenta de lo que había olvidado.
"¡Oh, no!"- exclamó Estela, "¡Olvidé mi camisa azul!"-
A pesar de la preocupación, decidió que no podía dejar que eso arruine su viaje. "Voy a ver el mundo y encontrar una aventura, aunque no tenga mi camisa"-, se dijo a sí misma.
Al llegar a su primer destino, un lugar mágico lleno de flores y colores vibrantes, Estela conoció a una pequeña golondrina llamada Lola. "¡Hola! Soy Estela, y estoy aquí de aventura"- dijo la paloma con emoción.
"¡Hola, Estela! ¡Qué bueno! He escuchado tantas historias de aves aventureras. ¿Por qué no te veo con tu camisa azul?"- preguntó Lola curiosa.
"La olvidé en casa, pero no me importa. Estoy aquí para explorar y hacer nuevos amigos"- respondió Estela, intentando no sentirse triste.
Lola sonrió y dijo: "A veces, la belleza no está en lo que llevamos puesto, sino en cómo nos sentimos por dentro. Ven, que quiero mostrarte un lugar especial"-. Y así, volaron juntas hacia un jardín encantado lleno de pájaros, mariposas y risas.
Mientras exploraban el jardín, Estela se dio cuenta de que había muchas aves con vestimentas diferentes, algunas tenían plumas muy brillantes, otras eran de colores apagados, pero lo que todos compartían era su alegría y el deseo de disfrutar de la compañía de los demás.
"¡Mira, Estela!"- gritó Lola "¡Este es mi lugar favorito! Aquí hacemos un concurso de vuelo, ¿quieres participar?"-
Aunque Estela sintió un pequeño cosquilleo de inseguridad sin su camisa azul, decidió unirse a la diversión. "¡Claro que sí!"- dijo entusiasmada.
Ese día, Estela aprendió que representar su verdadero yo no dependía de las prendas que vestía. Cuando llegó su turno de volar, lo hizo con alegría y confianza. ¡Y encantó a todos con sus acrobacias!
El concurso terminó y todos se reunieron en el suelo. "¡Eres increíble, Estela!"- le dijeron. La paloma sonrió brillante, feliz por haber hecho nuevos amigos tan rápido, sin importar qué camisa llevaba puesta.
Después de muchas aventuras en diferentes lugares, Estela decidió que era momento de regresar a casa. "No puedo esperar a contarles a todos lo que aprendí"- pensó mientras emprendía su vuelo de regreso.
Al llegar a su casa, voló directo hacia la rama donde había olvidado su camisa azul. "¿Cuánto me habré perdido por preocuparme tanto?"- se dijo a sí misma al ver a todos sus amigos reunidos.
Cuando tomó la camisa, comprendió que aunque fue importante para ella, lo que realmente importaba era la felicidad, las risas y las vivencias compartidas. Sin pensarlo, decidió guardar su camisa como un hermoso recuerdo de su aventura, algo que la inspiraría para siempre.
"¡Hola a todos! Soy Estela y tengo historias mágicas para contarles. ¡Y no, no fue por culpa de mi camisa azul!"- dijo con una sonrisa que iluminó todo el parque.
Sus amigos la rodearon felices, escuchando atentamente mientras Estela compartía sus emocionantes relatos.
Y así, Estela aprendió que el mundo es un lugar lleno de sorpresas y que la verdadera belleza radica en la amistad, en ser auténtico y en vivir aventuras. Y aunque nunca volvió a usar su camisa azul, su corazón brillaba aún más que antes.
Desde entonces, la paloma Estela se convirtió en la fabulista más popular del parque, y sus historias inspiraron a muchos a ser valientes en sus propios viajes, recordando siempre que lo más importante jamás se olvida: el amor por la aventura y los lazos de amistad.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.