La Aventura de Frutín y Verdulín
Era una vez, en un pequeño pueblo llamado Saludilandia, vivían dos amigos inseparables: Frutín, una alegre fresita roja, y Verdulín, un divertido brócoli verde. Siempre jugaban juntos y se querían mucho, pero había algo que los preocupaba.
Un día, mientras paseaban por el bosque, Frutín le comentó a Verdulín:
"Verdulín, estoy preocupada por los niños del pueblo. Siempre los veo comer comida rápida y olvidan de nosotros, las frutas y verduras".
"Tenés razón, Frutín. Pero ¿qué podemos hacer?" -respondió Verdulín, rascándose la cabeza con una de sus ramitas verdes.
Frutín pensó por un momento y luego dijo:
"¡Ya sé! Podemos hacer una gran fiesta en el parque para mostrarles lo ricas y divertidas que somos. Así los niños vendrán a disfrutar con nosotros".
Los dos amigos se emocionaron y comenzaron a planear la fiesta. Reunieron a todos sus amigos del huerto: zapallitos, zanahorias, manzanas y hasta una niña calabaza que siempre quería bailar.
Mientras preparaban la fiesta, escucharon un rumor en el aire. Era Lucho, un niño del pueblo que decía:
"No quiero comer frutas ni verduras. ¡Prefiero las papas fritas!".
Frutín y Verdulín se miraron preocupados.
"¿Escuchaste eso? Debemos hacer algo para convencer a Lucho" -dijo Verdulín.
Así que, decidieron invitar a Lucho a la fiesta, pensando que podría cambiar de opinión.
El día de la fiesta llegó y todas las frutas y verduras estaban listas. Había juegos, bailes y hasta una competencia de jugos. Los niños del pueblo comenzaron a llegar y al principio se mostraron un poco escépticos.
"No sé, esto parece raro" -murmuró Lucho mientras se acercaba.
"¡Hola, Lucho!" -gritó Frutín con entusiasmo.
"¡Hola, Frutín! No sé si quiero participar en esto" -respondió Lucho, visiblemente incómodo.
Frutín se acercó y le dijo:
"Ven, ven, te prometo que te vas a divertir. Solo prueba esta ensalada de frutas y verduras, es deliciosa".
Lucho miró la ensalada dudando, pero al ver a otros niños disfrutar, decidió probar. Primero, tomó un pedacito de fresa y luego un bocado de pepino.
"Mmm, ¡está buenísimo!" -exclamó asombrado.
A medida que avanzaba la fiesta, Lucho se animó y probó más frutas y verduras. Se unió al juego de atrapar la zanahoria voladora y también a la competencia de jugos, donde hicieron un batido increíblemente rico.
Cuando la fiesta estaba llegando a su fin, Lucho se dirigió a Frutín y Verdulín con una gran sonrisa:
"¡Gracias por la invitación! Me encantó todo. Nunca pensé que las frutas y verduras fueran tan ricas y divertidas".
Frutín y Verdulín se abrazaron felices y Verdulín dijo:
"Eso es lo que queríamos, Lucho. Las frutas y verduras pueden ser muy divertidas y, además, nos ayudan a crecer fuertes y sanos".
Desde ese día, Lucho y sus amigos comenzaron a visitar el huerto de Frutín y Verdulín más a menudo. Aprendieron sobre los beneficios de las frutas y verduras y cómo eran grandes aliadas en la aventura de crecer.
La fiesta en Saludilandia se convirtió en una tradición y todos los años, Frutín y Verdulín organizaban el evento, invitando a todos los niños para que también descubrieran lo deliciosas que podían ser las frutas y verduras. Y así, juntos, aprendieron que lo saludable también podía ser divertido y sabroso.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Pero la aventura de Frutín y Verdulín continúa cada día, porque siempre hay algo nuevo y divertido que descubrir.
FIN.