La Aventura de Gatito Lastimado
Era un hermoso día en el vecindario de Tigre, donde Gatito Lastimado vivía con su amiga Lila, una niña cariñosa y llena de sueños. Gatito Lastimado tenía una pequeña herida en su patita, pero eso no le impedía jugar y correr por el jardín de Lila. Sin embargo, un día, mientras perseguía una mariposa, Gatito Lastimado se alejó más de lo habitual y se perdió.
Al darse cuenta de que no reconocía el camino de vuelta, empezó a sentir un nudo en el estómago. "Oh no, estoy solo y no sé cómo regresar a casa"-, maulló con tristeza, mirando a su alrededor. El sol empezaba a bajar y la tarde se convertía en una noche oscura y fría.
Gatito Lastimado decidió buscar ayuda, así que se adentró en el bosque cercano. Mientras caminaba, alzó la vista y notó que una pequeña ardilla lo observaba desde una rama.
"Hola, pequeño gatito, ¿por qué luces tan triste?"-, preguntó la ardilla con voz suave.
"Me he perdido y no sé cómo volver a casa"-, respondió Gatito Lastimado, temblando un poco.
"No te preocupes. Soy Susi, y sé la manera de volver. Pero primero, debes dejar de sentirte solo"-, le dijo la ardilla, saltando de la rama y aterrizando a su lado.
Gatito Lastimado se sintió un poco mejor al tener compañía. Juntos, empezaron a caminar por el bosque. En el camino, conocieron a Don Pájaro, quien cantaba una dulce melodía.
"Hola, amigos, ¿quiénes son ustedes?"-, preguntó el pájaro, deteniendo su canto.
"Soy Gatito Lastimado y me he perdido"-, respondió el gatito.
"¡Pf! No hay nada más triste que perderse. Pero ustedes deben saber que siempre pueden encontrar el camino si se ayudan entre sí"-, dijo Don Pájaro, guiñando un ojo.
La pequeña ardilla le dio una sonrisa desafiante. "Vamos, Gatito, ya verás que encontrarás el camino de regreso"-. Gatito Lastimado se sintió tan alentado por sus nuevas amistades que continuaron su camino.
De pronto, tuvieron que enfrentarse a un gran obstáculo: un río caudaloso. Gatito Lastimado se detuvo, asustado al pensar que no podrían cruzar.
"No puedo, el agua está muy fuerte"-, maulló.
"No te preocupes, confía en mí. Te ayudaré a cruzar"-, dijo Susi. Ahí, la ardilla tuvo una idea genial.
"¡Don Pájaro, ven aquí! Usa tu canto para entretener a Gatito mientras yo busco algunas hojas grandes para que se pueda deslizar"-.
Mientras Susi corría, Don Pájaro comenzó a cantar con todo su corazón. Las notas se entrelazaron en el aire y Gatito Lastimado olvidó su miedo por un momento. Susi regresó con algunas hojas grandes y, juntas, construyeron una especie de balsa improvisada.
"¡Subite! Esto te llevará al otro lado"-, incentivó Susi.
"¿Estás segura?"-, preguntó Gatito Lastimado, dudando.
"Por supuesto. ¡Tú puedes!"-, exclamó Susi.
Con un empujón valiente, Gatito Lastimado se echó sobre la balsa y se dejó llevar. A medida que cruzaba, sintió que la fuerza de la amistad lo impulsaba.
Finalmente, llegaron al otro lado del río. "¡Lo logré!"-, gritó Gatito Lastimado, emocionado.
"¡Lo hicimos juntos!"-, respondió Susi, saltando de alegría.
"Ahora, ¿hacia dónde vamos?"-, preguntó Gatito.
"Si seguimos el sonido de la campana del pueblo, pronto estarás en casa"-, dijo Don Pájaro.
Los tres amigos comenzaron a avanzar, llenos de esperanza. Después de un buen rato, llegaron a una pequeña colina desde donde se podía ver el vecindario de Tigre. Gatito Lastimado se emocionó tanto que comenzó a saltar.
"¡Ahí está mi casa!"-, exclamó, y corrió hacia ella.
Cuando llegó, se encontró con Lila, quien lo estaba buscando, llena de preocupación.
"¡Gatito, te extrañé tanto!"-, gritó Lila, abrazándolo fuerte.
"¡Yo también!"-, maulló Gatito Lastimado, sintiéndose aliviado y amado.
"Gracias, Susi y Don Pájaro, por ayudarme a regresar a casa"-, dijo Gatito.
"Siempre estamos aquí para ti, Gatito"-, respondieron ambos.
Y así, Gatito Lastimado aprendió que, aunque a veces se puede sentir solo, siempre habrá amigos dispuestos a ayudar. Desde entonces, nunca más se perdió, y cada vez que un nuevo desafío llegaba, recordaba la fuerza que se encuentra en la amistad.
La historia de Gatito Lastimado se convirtió en una leyenda en el vecindario de Tigre, una lección sobre valentía y solidaridad que los niños y animales siguieron contando por generaciones.
FIN.