La Aventura de Goti la Gota
Había una vez, en un cielo azul despejado, una pequeña gota de agua llamada Goti. Goti vivía en una nube gorda y blanda, rodeada de sus amigas las demás gotas. Un día, mientras flotaban despreocupadamente, Goti escuchó al viento cuchichear:
"¡Es hora de la lluvia!"
Goti sintió un cosquilleo de emoción. "¡Ya quiero caer y ver el mundo!"- exclamó. Pero de repente, una nube oscura se acercó, arremolinándose con fuerza.
"¿Quién es esa nube?"- preguntó Goti a una gota vecina.
"Es Tormentina, la nube tempestuosa. Nunca hemos sido amigas..."- respondió la gota, temblando.
Goti decidió que era el momento de ser valiente. "No tengo miedo, quiero descubrir el mundo fuertemente. ¡Que venga Tormentina!"- gritó.
Y justo cuando terminó de hablar, un trueno retumbó y comenzó a llover. Goti se sintió ligera y, con una cascada de risas, se lanzó al abismo hacia la tierra. Al caer, sintió una felicidad desbordante, y un nuevo viaje comenzaba para ella.
Al aterrizar, Goti se deslizó por las hojas verdes de un árbol, donde se encontró con un alegre pajarito.
"¡Hola! Soy Goti, la gota de agua. ¿Me puedes contar cómo es el río?"- preguntó.
El pajarito, emocionado, contestó:
"¡Oh, el río es mágico! Fluye y canta, y está lleno de amigos. Puedes ver a todos los animales que vienen a beber agua y jugar. ¡Ven, yo te llevo a conocerlo!"
Goti, feliz, siguió al pajarito hasta el río. Al llegar, se deslizaba entre los pececitos dorados.
"¡Hola, Goti!"- saludaron los peces.
"Hola, amigos. ¿Qué hacían aquí?"- preguntó.
"Nada, sólo disfrutando del agua fresca. ¡Ven y juega con nosotros!"- invitaron los peces.
Goti se sintió feliz y, por un momento, se olvidó de que su viaje no había terminado. Se zambulló entre risas acuáticas, pero luego un pez grande la miró con tristeza y dijo:
"Goti, no te quedes aquí. Hay que seguir tu camino hasta el mar. Tienes que aprender todo lo que la vida te tiene preparado."
Goti, con un nuevo propósito, decidió seguir fluyendo por el río. En su camino, vio muchas plantas que la saludaban con entusiasmo.
"¡Hola, Goti!"- dijo una planta alta. "¿Por qué no te quedas aquí con nosotros?"-
Goti contestó:
"Gracias, pero quiero seguir viajando. El mar me espera y es un lugar lleno de aventura. Estoy lista para aprender más sobre el mundo."
Así, Goti continuó su viaje. Mientras el río la llevaba más lejos, observó a los animales de la selva y escuchó sus historias. Ella les contaba sobre su vida en las nubes y su caída desde lo alto, y todos se emocionaban por conocerla.
Al llegar al final del río, Goti sintió el aire salado del mar. "¡Por fin!"- gritó, mientras caía hacia él con un splash. El agua la envolvió como un abrazo cálido.
"¡Bienvenida al océano, Goti!"- gritaron las olas en un baile alegre.
Goti se sorprendió al conocer a una gran tortuga que nadaba con lentitud.
"Hola, Goti. ¿Cómo fue tu viaje?"- preguntó la tortuga, mientras nadaba suavemente.
Goti comenzó a contarle todo lo que había vivido y aprendido.
"Me di cuenta de que ser valiente y seguir mis sueños me llevó muy lejos. Cada lugar, cada ser vivo, me enseñó algo nuevo."
La tortuga sonrió y dijo:
"Las gotas como tú son valiosas. No solo fluyes, ¡creas vida! Y tienes más aventuras por vivir, a medida que te transformas otra vez en vapor."
Goti ahora entendía que su viaje no terminaba aquí. Siempre habría más exploraciones, más amigos y nuevas historias por contar.
Y así, Goti, la gota valiente, siguió viviendo numerosas aventuras en el océano, dispuesta a convertirse nuevamente en vapor y volver a las nubes, donde nuevas historias comenzarían. Ella era un hermoso recordatorio de que cada parte de su viaje era esencial y que las aventuras nunca se acaban.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.