La Aventura de Gwwfervv



En un pequeño y colorido pueblo llamado Verdeel, había un niño curioso llamado Tomás. Tomás era conocido por tener una imaginación desbordante y una gran habilidad para inventar juegos. Un día, mientras jugaba en el parque, encontró una extraña caja brillante. La mayoría de los niños no le prestó atención, pero Tomás sintió que había algo especial en ella. "¿Qué será esto?" - se preguntó al recogerla.

Al abrir la caja, una chispa de luz salió de su interior, y de repente se encontró cara a cara con una criatura muy peculiar, que dijo con una voz melodiosa:

"¡Hola, Tomás! Soy Gwwfervv, un guardián de los sueños perdidos. He estado atrapado en esta caja durante mucho tiempo. ¡Ayúdame a escapar!"

Tomás estaba sorprendido, pero también emocionado. "¿Sueños perdidos? ¿Y cómo puedo ayudarte a escapar?"

Gwwfervv explicó que, para liberarlo, Tomás necesitaría encontrar tres sueños que la gente había olvidado. Una vez que los encontrara, él podría salir de la caja y regresar a su hogar.

"¿Cómo voy a encontrar esos sueños?" - preguntó Tomás.

"Cada sueño se encuentra en el corazón de alguien que realmente lo ha olvidado. Presta atención a tus amigos y a los que te rodean, te ayudaré a descubrirlos."

Tomás aceptó el desafío entusiasmado y partió en su búsqueda. Primero, visitó a su amiga Ana, quien siempre había querido ser bailarina pero había dejado de creer en su talento.

"Ana, ¿te gustaría volver a bailar?" - le preguntó.

"No sé, Tomás. No soy buena, mejor lo dejo."

Tomás recordó la pasión que Ana sentía por la danza, así que la llevó a un viejo teatro.

"Mirá, Ana. Este lugar tiene magia, como nuestros sueños. ¡Vamos a intentarlo juntos!"

Ana sintió el corazón latir con fuerza y, poco a poco, se animó a bailar. En ese momento, Tomás sintió que una pequeña chispa entraba en su corazón.

"¡Uno!" - exclamó emocionado.

El siguiente sueño lo encontró con Lucas, quien adoraba pintar, pero había dejado los pinceles guardados. "Lucas, tu arte es hermoso. ¿Por qué no pintás más?" - preguntó Tomás.

"Es que no tengo tiempo y no soy tan bueno..." - respondió Lucas con tristeza.

Tomás decidió llevarlo al parque, donde había un hermoso mural en blanco.

"Vení, Lucas, pintemos algo juntos. No necesitas ser el mejor, solo disfrutar de lo que hacés."

Lucas dudó, pero al final aceptó. Juntos llenaron el mural de colores y risas. En cuanto Lucas se sintió inspirado, de nuevo sintió una chispa en su corazón.

"¡Dos!" - gritó Tomás, alegre.

Finalmente, Tomás se dirigió a encontrar a su amigo Mateo, quien solía escribir hermosas historias. Sin embargo, Mateo había dejado de hacerlo.

"Mateo, ¿por qué no escribís un cuento?" - preguntó Tomás.

"No tengo buenas ideas, Tomás. Mejor no intento."

Así que Tomás se sentó junto a él y comenzó a contarle una historia inventada. Pronto, Mateo se unió, y juntos crearon un cuento fascinante sobre un dragón que volaba a través de las estrellas. Al terminar, Tomás sintió otra chispa iluminando su corazón.

"¡Tres!" - exclamó con alegría.

Regresó rápidamente a Gwwfervv con una gran sonrisa. "¡He encontrado tres sueños!"

"Gracias, querido amigo. Ahora puedo finalmente salir de la caja."

El guardián se liberó con un brillo mágico que envolvió a Tomás, y en el aire flotaron los sueños rescatados. "¿Lo ves? Al ayudar a tus amigos a recordar sus sueños, también encendiste los tuyos. Recuerda siempre que los sueños son importantes y debemos nunca olvidarlos."

Y así, Gwwfervv se despidió de Tomás mientras se desvanecía en un destello de luz, dejando el corazón del niño lleno de inspiración. Desde ese día, Tomás no solo consideró su vida como un juego, sino como una aventura llena de sueños y amistad. En cada rincón de Verdeel, las risas resonaron nuevamente y las esperanzas fueron recuperadas, todo gracias a un niño curioso con una caja mágica y un guardián de sueños.

A cada lugar que iba, Tomás recordaba la importancia de nunca dejar de soñar, y se convirtió en un faro de esperanza para todos sus amigos en Verdeel.

FIN.

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