La Aventura de Ismael y sus amigos



Era una mañana soleada en el Jardín de Infantes, y los niños estaban emocionados por comenzar un nuevo día en la clase de la señora María José. Todos estaban sentados en círculo, cuando de repente, Mateo Salgado se levantó y comenzó a hacer ruidos rarisimos.

"¡Escuchen a Mateo Salgado!" - gritó Iago riendo.

"¡Eso está re divertido!" - dijo Arian mientras aplaudía.

"Sí, ¡quiero hacerlo yo también!" - añadió Estefanía entusiasmada.

Ismael miraba a sus compañeros, sintiendo la tentación de levantarse también. Pero en su mente, resonaba la voz de su mamá: "Ismael, recuerda que no hay que copiar lo que está mal, siempre hay que hacer lo correcto y ser un buen amigo".

Decidido, Ismael decidió quedarse sentado. Pero, algo en él quería imitar a Mateo Salgado.

"¡Vamos, Ismael! ¡Sólo una vez!" - lo instigó Arian.

"No sé... mi mamá me dijo que eso no está bien..." - respondió Ismael titubeando.

Mientras tanto, Mateo Rodríguez observó la escena y, al ver que Ismael dudaba, decidió intervenir.

"Che, ¿por qué no hacemos algo diferente? En vez de imitar cosas feas, podríamos hacer un baile divertido en lugar de eso" - propuso.

"¡Sí! ¡Me gusta la idea!" - exclamó Avril emocionada.

"Podemos inventar pasos de baile cool y hacer que todos participen" - sugirió Sara.

Mateo Salgado, al escuchar esto, se sintió desairado. No quería perder la atención de sus compañeros.

"Pero bailar es aburrido... ¡Yo solo quiero hacer ruidos!" - se quejó.

"Pero podemos hacer ambos, Mateo" - argumentó Iago.

"Sí, y así todos se divierten sin hacer cosas malas" - agregó Ismael, sintiéndose más valiente.

Finalmente, los amigos decidieron unir fuerzas y crear una gran coreografía. Todos comenzaron a bailar y a hacer ruidos divertidos, riendo y disfrutando del momento juntos.

Ismael se sintió orgulloso de no copiar lo malo, y al mismo tiempo, de haber propuesto una alternativa que hizo reír a todos.

"¡Esto está buenísimo! ¡Me encanta bailar!" - gritó Arian.

"¡Más que ruidos, prefiero esto!" - celebró Estefanía.

Mateo Salgado, aún un poco molesto, se fue uniendo a la danza, se dio cuenta de que estaba perdido cuando nadie lo siguió en su idea.

"Bueno, quizás bailar es más divertido que hacer ruidos..." - admitió mientras se movía al compás.

María José, observando a los pequeños, sonrió al verlos felices y entretenidos.

"¡Qué hermoso es ver a todos bailando juntos! Recuerden que siempre elegir lo bueno y divertido hace feliz a los demás" - dijo con alegría.

Al culminar la danza, todos aplaudieron y celebraron su éxito.

"Ismael, fuiste muy valiente al no querer copiar lo malo" - le dijo Marie José.

"Gracias, pero todos colaboramos" - respondió Ismael con una sonrisa.

Los niños aprendieron aquel día que siempre hay una manera mejor de hacer las cosas, y no tenían que seguir a uno que hacía mal. Juntos, crearon momentos divertidos y hermosos, que nunca olvidarían.

Y así, en el jardín de María José, la chispa de la creatividad siempre iba a ganar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!