La Aventura de José y María por un Aiquile Limpio



En el pequeño y colorido pueblo de Aiquile, donde las montañas se abrazan con el cielo azul, vivían dos amigos inseparables: José y María. Ambos eran estudiantes de la escuela Manuel de Ugarte y tenían una gran pasión por el medio ambiente. Un día, mientras caminaban por la orilla del río que serpenteaba cerca del pueblo, se dieron cuenta de algo alarmante.

"Mirá, María, ¡el río está lleno de basura!" - exclamó José, señalando unos plásticos y latas que flotaban sobre el agua.

"Es cierto, José. Esto no puede seguir así. Si seguimos contaminando, nuestro río y los animales que viven en él van a sufrir" - respondió María, preocupada.

Los dos amigos decidieron que era hora de actuar. Desde su escuela, lanzaron una campaña llamada "¡Aiquile Limpio!" donde invitaron a todos los estudiantes a participar en una gran limpieza del pueblo. Para preparar la campaña, comenzaron a hacer carteles coloridos:

"¡Ayudanos a cuidar nuestro río!" y "La basura no tiene hogar, ¡trate de reciclar!".

"Vamos a llevar a cabo una asamblea en la escuela y explicar nuestra idea a todos los demás" - sugirió José emocionado.

"Sí, y también podemos hacer una presentación sobre la importancia de cuidar el aire, el agua y la tierra" - añadió María.

El día de la asamblea, los amigos subieron al escenario y expusieron su plan.

"¡Queremos un Aiquile limpio!" - dijo José con voz fuerte.

"¿Quién se une a nosotros?" - preguntó María, mirando a sus compañeros.

Pronto, las manitos se levantaron, y en poco tiempo, el aula se llenó de niños emocionados, dispuestos a ayudar. Prepararon un día para la gran limpieza, e hicieron carteles para distribuir por todo el pueblo invitando a los adultos a participar.

La mañana del gran día, José y María llegaron temprano. El sol brillaba y una brisa fresca movía las hojas de los árboles. Cuando vieron a sus compañeros y a muchos adultos, su corazón se llenó de alegría.

"¡Miren cuánto han venido!" - dijo María.

"¡Esto es increíble, juntos haremos una gran diferencia!" - agregó José.

Comenzaron a recoger la basura, y mientras lo hacían, hablaban sobre las cosas que podían hacer para cuidar el medio ambiente.

"¿Sabían que el plástico tarda más de 100 años en descomponerse?" - preguntó José mientras recogía una bolsa de plástico.

"Sí, ¡y eso puede afectar a los animales que viven aquí!" - añadió María, mostrándoles a sus amigos cómo diferenciar entre reciclables y no reciclables.

Después de una mañana de arduo trabajo, el río volvió a brillar. Todos se sintieron felices y orgullosos de lo que habían logrado.

Pero de repente, algo inesperado sucedió. Un grupo de chicos nuevos que estaban en un campamento de verano en la zona comenzaron a hacer ruido y a tirar basura al río nuevamente.

"¡Ey, ustedes! ¡No pueden hacer eso!" - gritó José, corriendo hacia ellos.

"¿Por qué están tirando basura en el río?" - preguntó María, algo enojada.

Los chicos, que parecían sorprendidos, se detuvieron y uno de ellos respondió:

"No sabíamos que estaba prohibido. ¡Solo pensamos que no había nadie aquí!"

José y María, en lugar de enojarse, decidieron mostrales lo que habían hecho durante el día. Les hablaron sobre la campaña "¡Aiquile Limpio!" y les mostraron cómo podían ayudar a cuidar la naturaleza.

"Si quieren, pueden ayudarnos a limpiar" - propuso José, extendiendo su mano.

"¡Sí, sería genial!" - dijo uno de los nuevos chicos, sonriendo.

Así, en vez de pelear, se unieron para hacer de Aiquile un lugar mejor. Juntos recolectaron más basura y compartieron ideas sobre cómo cuidar el ambiente.

Después de unas horas, el pueblo estaba más limpio que nunca. Todos los chicos, incluidos los nuevos, se rieron y festejaron por su trabajo en equipo.

"Gracias por enseñarnos. Prometemos cuidar mejor de nuestro entorno" - dijo uno de los chicos que habían tirado basura al río.

"Eso es lo que queremos, ¡más amigos cuidando la tierra!" - respondió María emocionada.

A partir de ese día, el pueblo de Aiquile no solo brilló por su belleza natural, sino que también se transformó en uno de los lugares más conscientes sobre el cuidado del medio ambiente. José y María aprendieron que, aunque a veces hay obstáculos, siempre es mejor unir fuerzas y trabajar juntos por un mundo más limpio y saludable.

FIN.

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