La aventura de Juancho y Martica
Había una vez en un pueblito paisa llamado Guasca, un niño llamado Juancho que soñaba con conocer el mar. Un día, mientras jugaba en la plaza, conoció a Martica, una niña costeña que vendía deliciosas cocadas.
-¡Hola, Juancho! ¿Qué hace un niño paisa como tú por aquí? -le dijo Martica con su acento costeño. -Estoy buscando una forma de llegar hasta el mar, sueño con verlo desde que era pequeño -respondió Juancho con emoción.
Martica, con su espíritu aventurero, le propuso a Juancho emprender juntos el viaje hasta la costa. -¡Vamos a vivir una gran aventura, paisa! ¡Te enseñaré todo sobre la playa y tú me enseñarás sobre las montañas! -exclamó Martica emocionada.
Con valentía y entusiasmo, emprendieron el camino juntos. Durante el viaje, conocieron personas muy amables que les enseñaron sobre sus culturas y tradiciones. Pasaron por pueblos coloridos, ríos cristalinos y montañas imponentes.
-¡Ay, paisita! Nunca había visto unas montañas tan grandes y verdes como estas -dijo Martica asombrada. -¡Y yo nunca había sentido la brisa del mar ni probado una cocada tan sabrosa como las tuyas! -respondió Juancho con alegría. Después de muchos días de aventura, finalmente llegaron a la costa.
Juancho y Martica corrieron emocionados hacia el mar, sintiendo la arena cálida bajo sus pies y la brisa fresca en sus rostros. -¡Es más hermoso de lo que había imaginado! -exclamó Juancho maravillado. -Y yo estoy feliz de haber compartido esta aventura contigo, paisita.
¡Nunca olvidaré este viaje! -dijo Martica con una sonrisa en el rostro. Así, Juancho y Martica entendieron que la amistad y la curiosidad por conocer nuevas culturas pueden unir a personas de distintos lugares.
Regresaron a Guasca con el corazón lleno de experiencias y recuerdos, sabiendo que siempre serían amigos a pesar de la distancia.
FIN.