La Aventura de Juanito y su Muela Perdida



Era una soleada mañana cuando Juanito, un curioso niño de tres años, estaba jugando en el parque. De repente, mientras mordía un trozo de su galletita favorita, sintió un pequeño —"clic"  en su boca. Aterrorizado, se dio cuenta de que su muela se había caído.

- ¡Mamá! - gritó Juanito, con los ojos muy abiertos y un pequeño grito de angustia en su voz.

Su mamá, que estaba sentada en una banca leyendo un libro, corrió hacia él.

- ¿Qué pasó, mi amor? - preguntó con preocupación.

- ¡Se me cayó una muela! - respondió Juanito, sosteniendo la muela con sus deditos temblorosos.

- No te preocupes, Juanito - dijo su mamá, sonriendo suavemente. - Eso suele pasar y es parte de crecer. Las muelas de leche se caen para que crezcan los dientes nuevos. ¡Es muy emocionante!

Juanito no estaba tan convencido.

- Pero duele, mamá. - dijo, casi llorando. - Y tengo miedo de que no crezca otra.

- ¿Sabés qué? Vamos a buscar ayuda. - propuso su mamá. - Podríamos hablar con el Sr. Pato, el dentista, y él te explicará todo.

Aunque Juanito dudaba, decidió seguir a su mamá. Caminando, llegaron al consultorio del Sr. Pato, un pato amable y sabio que siempre tenía una sonrisa.

- ¡Hola, Juanito! - saludó el Sr. Pato. - ¿Qué te trae por aquí?

- Se me cayó una muela - contestó Juanito, mirando hacia el suelo.

El Sr. Pato se agachó a su altura.

- Eso es algo normal, amigo. - explicó el pato. - ¡Voy a contarte un secreto! Cada vez que un niño pierde una muela, es como si el diente se fuera a la aventura. Y cuando regresa, trae consigo un diente nuevo, más fuerte.

Los ojos de Juanito se iluminaron.

- ¿Una aventura? - preguntó, intrigado.

- Así es. - continuó el Sr. Pato. - Imagina que tu muela está viajando por el mundo, conociendo a otros muelas que también se han caído. Y cuando regrese, va a estar llena de historias y magia.

La idea de su muela aventurera calmó un poco a Juanito.

- ¿Y volverá, de verdad? - indagó con esperanza.

- Claro que sí. - le aseguró el Sr. Pato. - Te prometo que uno de estos días, tendrás un diente nuevo, listo para morder galletitas otra vez.

- Pero, ¿y si no vuelve? - preguntó Juanito, un poco inseguro.

- A veces, perder algo puede ser aterrador, pero también puede ser una oportunidad. - dijo el Sr. Pato con voz reconfortante. - ¿Sabés? Cada vez que se pierde un diente, crece uno nuevo que es aún mejor.

Con esas palabras, Juanito comenzó a sentir que quizás, perder su muela no era tan malo después de todo.

- ¿Puedo enviarle un mensaje a mi muela? - preguntó Juanito, su curiosidad resurgiendo.

El Sr. Pato se rió y asintió.

- Claro que sí. Vamos a escribirle una carta.

Juanito tomó un lápiz y un papel, y comenzó a escribir: “Querida muela, espero que estés disfrutando tu aventura. Estoy un poco asustado, pero también emocionado por conocerte de nuevo. ¡Con amor, Juanito! ”

- ¡Qué hermosa carta! - exclamó el Sr. Pato. - Estoy seguro de que tu muela estará muy contenta de recibirla.

Después de conversar un rato más, Juanito se sintió mucho mejor. Cuando volvieron a casa, ya no tenía miedo, sino que estaba ansioso por el regreso de su diente nuevo.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Juanito colocó su muela en un pequeño sobre y lo dejó debajo de la almohada.

- ¡Adiós, muela! - susurró antes de cerrar los ojos. - ¡Que tengas la mejor aventura!

Al día siguiente, se despertó con una gran curiosidad. Miró debajo de la almohada y encontró un brillante diente nuevo inmenso.

- ¡Mamá, mira! - gritó emocionado. - ¡Volvió mi muela!

Su mamá sonrió, sabiendo que había sido un viaje increíble para Juanito.

- Eso es, cariño. - dijo ella. - Cada día es una nueva aventura.

Y así, Juanito aprendió que a veces perder algo puede abrir la puerta a nuevas oportunidades, y que el crecimiento, aunque puede parecer un poco aterrador, también puede ser lleno de magia y alegría.

FIN.

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