La Aventura de la Abeja, el Mono y la Rana



Era un hermoso día en la selva. El sol brillaba con fuerza y los árboles danzaban con una suave brisa. En un rincón lleno de flores vibrantes, una abeja llamada Bibi revoloteaba con alegría. Bibi amaba recolectar néctar de las flores, su comida favorita. En la misma selva, un mono curioso llamado Tico se columpiaba de rama en rama, disfrutando de plátanos frescos. Y junto a un charquito cercano, una rana llamada Rofi chapoteaba mientras cazaba insectos para su almuerzo.

Un día, mientras Bibi estaba ocupada en su danza en torno a unas bellas orquídeas, Tico se acercó y le preguntó:

"¿Qué estás haciendo, Bibi?"

"Recolectando néctar para hacer miel, Tico. ¡Es la mejor comida del mundo! ¿Y vos?"

"Yo estoy buscando plátanos. Me encanta comer plátanos, pero hoy no puedo encontrarlos. Todo se ha vuelto muy difícil."

Poco después, Rofi se unió a ellos, salpicando agua a su alrededor.

"¿De qué hablan?"

"De comida, Rofi. Tico no puede encontrar plátanos", respondió Bibi.

Rofi miró a Tico con una sonrisa.

"No te preocupes, amigo. Si no hay plátanos, siempre puedes comer mosquitos o saltamontes como yo. ¡Son deliciosos!"

"Pero no puedo comer eso, ¡me gusta la fruta!", replicó Tico, algo desanimado.

Bibi, con su mente creativa y su corazón generoso, tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos una gran fiesta de comida? Cada uno trae lo que más le gusta y compartimos entre todos. ¡Así nadie se queda sin comer!"

"¡Eso suena genial!", exclamó Tico, saltando emocionado.

"Sí, haremos una fiesta", croó Rofi, chapoteando felizmente.

Los amigos comenzaron a planear la fiesta. Bibi se dedicaría a recolectar néctar, Tico buscaría plátanos y Rofi se encargaría de traer unos insectos sabrosos. Todos trabajaron arduamente durante el día. Bibi voló de flor en flor, llenando su pequeño estómago de néctar, mientras Tico se balanceaba en las ramas, recogiendo los mejores plátanos que podía encontrar. Rofi, por su parte, saltaba entre los charcos y cazaba los insectos más grandes y crujientes.

Cuando llegó la noche, la luna iluminaba la selva, y Bibi, Tico y Rofi se reunieron en un claro, bajo la luz de las estrellas.

"¡Miren lo que traí!", dijo Bibi, abriendo su pequeño tarro lleno de miel.

"Aquí están mis plátanos", agregó Tico, mostrando su cosecha.

"Y yo traje estos saltamontes frescos", afirmó Rofi, con orgullo.

Todos compartieron su comida y disfrutaron de una fiesta llena de risas y amistad. Bibi explicó a sus amigos la importancia del néctar para hacer miel, y cómo ayudaba a las flores a crecer. Tico les contó sobre los plátanos y cuán nutritivos eran, y Rofi habló sobre los insectos y su papel en el ecosistema. Al final de la noche, los tres amigos se sintieron satisfechos y felices, no solo por la deliciosa comida, sino también por la alegría de compartir.

"Nunca había tenido una fiesta tan divertida", dijo Tico.

"¿Vieron cómo todos podemos ayudarnos entre nosotros?", preguntó Bibi.

"¡Sí! Y la próxima vez, yo traeré más insectos", añadió Rofi con una sonrisa traviesa.

Desde ese día, los tres amigos se reunieron cada semana para compartir nuevas comidas y aprender unos de otros, transformando su selva en un lugar más feliz y unido. Y así, brindaron un ejemplo a todos los habitantes de la selva sobre la importancia de la colaboración y la amistad.

Y colorín colorado, este minicuento se ha acabado.

FIN.

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