La Aventura de la Banda de los 7mo Años



Era un día soleado en la Escuela Simón Bolívar, donde todos los estudiantes del 7mo año se preparaban para el gran evento del año: la Feria de Ciencias. La profesora Laura, conocida por su entusiasmo, había propuesto que se formaran equipos y presentaran proyectos innovadores.

"Chicos, este año quiero que cada grupo elija un tema relacionado con el medio ambiente. Recuerden que la perseverancia y el compromiso son clave para llevar a cabo sus ideas", dijo la profesora con una sonrisa.

Los estudiantes estaban ansiosos y comenzaron a organizarse. En el aula, se formó un grupo que, para sorpresa de todos, incluyó a Tomás, un chico que solía trabajar solo porque le gustaba hacer las cosas a su manera. En este grupo estaban también Sofía, una chica muy creativa; Lucas, un genio de la tecnología; y Ana, que siempre tenía buenas ideas.

"¿Qué tal si hacemos un invernadero?", sugirió Sofía.

"¡Genial! Podemos usar materiales reciclables y asegurarnos de cuidar el medio ambiente", respondió Ana, entusiasmada.

Afectados por la idea, comenzaron a planear cómo construirían su invernadero. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que, para llevarlo a cabo, necesitarían dinero para comprar algunas cosas.

"No tengo mucho dinero", comentó Lucas, frunciendo el ceño.

"Podemos hacer una rifa en la escuela para juntar lo que necesitamos", sugirió Tomás, que, a pesar de ser un solitario, estaba comenzando a disfrutar del trabajo en equipo.

Los chicos organizaron la rifa, vendieron boletos a docentes y compañeros, y para su sorpresa, lograron juntar el dinero que necesitaban. Contentos, comenzaron a trabajar en el invernadero. Sin embargo, no todo fue fácil; en el camino se encontraron con complicaciones.

"No tengo experiencia en construir", se quejó Ana un día, mientras trataban de encajar las piezas de madera.

"No te preocupes, vamos a aprender juntos", la animó Sofía, que ya había visto algunos tutoriales en internet.

Los días pasaban y aunque había momentos de frustración, cada desafío los unía más. La colaboración entre ellos creció y cada uno encontró su lugar. Lucas se encargó de la parte técnica, Sofía aportaba ideas de diseño, Ana trazaba la planificación y Tomás, que había comenzado a sentirse parte del grupo, se encargaba de motivar a todos cuando sentían que no podían seguir.

Una tarde, mientras estaban construyendo, Tomás, de repente, sintió que no podía más.

"Este proyecto es más grande de lo que pensé. No sé si lo vamos a lograr", dijo con un tono desalentado.

Sofía se acercó y dijo:

"Tomás, mira cuánto hemos avanzado. Al principio no sabía nada de invernaderos, ¡pero ahora sabemos construir uno gracias a la perseverancia!".

Ana agregó:

"Y si no lo terminamos, lo intentamos de nuevo. Lo importante es que juntos aprendimos, y eso cuenta mucho más".

Tomás sonrió y sintió que su espíritu empezaba a levantarse.

Finalmente, después de semanas de trabajo duro, llegó el día de la Feria de Ciencias. La banda de 7mo año se presentó con su invernadero, exponiendo todos los conocimientos que habían adquirido y el esfuerzo que habían puesto en la construcción.

"Y esto es lo que hemos logrado gracias a la perseverancia y el trabajo en equipo", concluyó Tomás ante los padres y maestros.

Cuando la Feria terminó, no solo recibieron el premio al Proyecto Más Innovador, sino que también aprendieron una valiosa lección sobre la importancia del compromiso y la colaboración.

La profesora Laura, muy orgullosa, los premió.

"Lo que más me alegra es que mostraron lo que significa trabajar en equipo. Ustedes lograron algo increíble y lo hicieron juntos. ¡Eso es el verdadero éxito!".

Y así, en la Escuela Simón Bolívar, el curso 7mo año demostró que con perseverancia y compromiso, se pueden lograr cosas fantásticas. Lo más lindo era que ahora existía entre ellos un fuerte lazo de amistad, que los acompañaría mucho más allá de la Feria de Ciencias.

FIN.

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