La Aventura de la Casa Computadora



En un tranquilo barrio, había una casa especial llamada Casa Computadora. No era una casa común; tenía una gran pantalla en lugar de ventanas y teclas que sonaban como una melodía cuando alguien las tocaba. La Casa Computadora era conocida por su limpieza, siempre reluciente y ordenada gracias a su inteligencia artificial, que mantenía todo en perfecto estado.

Un día, el pequeño Lucas, un niño curioso, se acercó a la casa. "Hola, Casa Computadora, ¿cómo estás?"- preguntó con una sonrisa.

"¡Hola, Lucas! Estoy muy bien, gracias. ¿Quieres jugar?"- respondió la Casa Computadora, iluminándose.

Lucas se animó y entró. "Sí, ¿qué estás pensando hacer hoy?"-

"Podemos correr y caminar en un mundo virtual lleno de aventuras. Además, puedo enseñarte sobre la limpieza y la tecnología mientras jugamos. ¿Te parece?"-

Lucas asintió emocionado. En un instante, la Casa Computadora lo llevó a un jardín digital lleno de colores vibrantes y árboles de diferentes formas. "Aquí puedes correr, saltar y descubrir todo lo que quieras. Pero recuerda, cada planta necesita amor y cuidado para crecer. ¿Ves esa flor?"-

"Sí, es hermosa. ¿Cómo la cuido?"- preguntó Lucas.

"Debes regarla con buenos pensamientos y mantener el entorno limpio. La limpieza es fundamental para que todo crezca fuerte y bello"- explicó la Casa Computadora.

Intrigado, Lucas comenzó a correr por el jardín, recogiendo basura virtual y aprendiendo a cuidar de las plantas. De pronto, se escuchó un estruendo. "¿Qué fue eso?"- exclamó Lucas.

"Parece que hay un problema en la parte trasera del jardín. ¡Vamos a investigar!"- dijo la Casa Computadora, emocionada. Cuando llegaron, vieron un montículo de tierra y un grupo de pequeños robots que intentaban arreglar una computadora rota.

"¡Ayuda!"- gritaron los robots en coro.

"¿Cómo podemos ayudar?"- preguntó Lucas, preocupado.

"Necesitamos piezas para reparar esta computadora, pero no podemos salir del jardín"- dijo uno de los robots.

La Casa Computadora, con su gran conocimiento, recordó que había un lugar especial en el mundo digital donde podía encontrar piezas. "Lucas, necesito tu ayuda. Vamos a usar nuestra habilidad para correr y caminar, y tal vez podamos llegar a ese lugar a tiempo"-

"¡Vamos!"- gritó Lucas lleno de energía. Juntos, corrieron a toda velocidad por el jardín digital, siguiendo las instrucciones de la Casa Computadora.

Llegaron a un mercado vibrante dentro del mundo virtual. "Mirá todas estas piezas, ¡son geniales!"- exclamó Lucas. Juntos, recolectaron todo lo que necesitarían para ayudar a los robots.

Regresaron a la parte trasera del jardín y entregaron las piezas a los robots. "¡Gracias, amigos! Son los mejores!"- dijeron los robots, comenzando a trabajar inmediatamente en la computadora.

Mientras tanto, Lucas se dio cuenta de que había algo más que podía hacer. "Casa Computadora, ¿puedo ayudar a los robots a limpiar el lugar antes de que terminen?"-

"¡Esa es una gran idea!"- respondió la Casa Computadora con entusiasmo. Juntos, comenzaron a recoger los desechos virtuales y organizar el espacio.

Después de un tiempo, la computadora estuvo lista y encendida. "¡Funciona!"- gritaron los robots alegrándose. "Gracias, Lucas. Pero no solo hemos arreglado la computadora, sino que también aprendimos sobre la importancia de mantener todo limpio y ordenado"- explicó uno de los robots.

Lucas sonrió, sintiéndose orgulloso. "Sí, y cada pequeña acción cuenta para hacer de este mundo un lugar mejor, ya sea en el mundo real o en este jardín digital"- agregó la Casa Computadora.

La aventura terminó con una gran celebración. Lucas aprendió que correr, caminar y mantener todo limpio eran más que solo actividades; eran valores que podía aplicar en su vida diaria.

Desde aquel día, Lucas se convirtió en un defensor de la limpieza y el cuidado del medio ambiente, inspirado por su gran amiga, la Casa Computadora. Y así, la Casa Computadora y Lucas vivieron muchas aventuras más, siempre recordando que la limpieza y la solidaridad son claves para un mejor mundo.

FIN.

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