La Aventura de la Castaña, la Paja y la Brasa
Una mañana soleada, en un hermoso campo rodeado de flores y árboles frondosos, tres grandes amigas decidieron salir a explorar. Eran Castaña, una castaña brillante y marrón, Brizna, una delgada y verdesita brizna de paja, y Brasa, una pequeña brasa de carbón que aún conservaba un tenue fulgor rojo.
"¡Qué lindo día para una aventura!" dijo Castaña, saltando de alegría.
"Sí, sí, vamos a ver qué sorpresas nos depara el campo", agregó Brizna, moviendo su cuerpo de un lado a otro.
"No se olviden de tener cuidado con el viento, chicas, ¡puedo salir volando!" sugirió Brasa, un poco nerviosa.
Empezaron a caminar por el sendero del campo, mientras el sol brillaba en lo alto. Se encontraron con una hermosa mariposa que volaba alegre entre flores.
"Hola, amiga mariposa, ¿dónde vas?" preguntó Brizna, curiosa.
"Voy a visitar a mis otras amigas en el jardín", respondió la mariposa con una sonrisa.
"¡Nos encantaría ir!" exclamó Castaña.
Pero antes de que pudieran seguir, un fuerte viento empezó a soplar, haciendo temblar a todos a su alrededor.
"¡Ay, no!" gritó Brasa, tratando de aferrarse a Castaña y Brizna.
"¡Agárrate fuerte!" dijo Castaña, mientras Brizna se enroscaba alrededor de su amiga.
Pero el viento era muy fuerte y, de repente, ¡la brasa fue levantada del suelo y voló por el aire!"¡Brasa!" gritaron Castaña y Brizna al unísono, preocupadas.
La brasa voló y voló, mientras sus amigas la miraban desde abajo, incapaces de alcanzarla. Pero, en un instante, se detuvo ante un enorme árbol que la recibió con brazos abiertos.
"Hola, pequeña brasa. Puedes descansar aquí un momento", dijo el árbol con voz profunda.
"Gracias, gran árbol, pero mis amigas me están buscando", respondió Brasa, un poco triste.
Brasa les contó sobre el viento y cómo había aterrizado allí. El árbol le sonrió y le dijo:
"A veces, la vida nos lleva a lugares inesperados. Pero no te preocupes, tus amigas vendrán a buscarte. Lo importante es que tú te mantengas fuerte y positiva".
Mientras tanto, Castaña y Brizna no podían dejar de preocuparse por su amiga.
"No podemos dejar que el viento nos separe", dijo Castaña.
"¡Vamos a buscarla!" gritó Brizna.
Las dos amigas comenzaron a buscar a Brasa, llamándola con todas sus fuerzas.
"¡Brasa, Brasa! ¿Dónde estás?" llamaron en coro.
Brasa escuchó y sonrió, emocionada de que su amigas la buscaban. Entonces, tuvo una idea.
"Puedo hacer una señal de humo para que me encuentren", pensó, y empezó a bailar con sus llamitas.
Las llamas se hicieron visibles en el cielo, formando un pequeño hilo de humo.
"¡Mirá, allá está!" exclamó Castaña, señalando hacia el humo.
Sin dudarlo, corrieron hacia el árbol, donde encontraron a Brasa feliz.
"¡Estaba esperando por ustedes!" gritó Brasa, aliviada.
Castaña y Brizna abrazaron a su amiga.
"No podemos dejarte nunca más sola, siempre estás con nosotras", prometieron.
Desde ese día, las tres amigas aprendieron que aunque el viento las pueda separar, siempre hay maneras de encontrar el camino de vuelta. Juntas, continuaron explorando el hermoso campo, ya sin miedo a la distancia.
Y así, la Castaña, la Brizna y la Brasa vivieron muchas aventuras más, aprendiendo que la verdadera amistad es fuerte y resistente, incluso frente a los vientos más fuertes.
FIN.