La Aventura de la Charca Mágica



En un hermoso día de sol, el charcón que se encontraba en el centro del bosque era un lugar muy especial. Allí vivía la gallina María, una gallina muy especial que siempre llevaba un sombrero de colores brillantes y podía hablar. María era conocida por su sabiduría y siempre tenía un consejo bueno para sus amigos del bosque.

Un día, mientras María picoteaba el suelo buscando algo rico para comer, escuchó a su amigo, el lagartija Don Pepe, que cantaba una alegre canción de primavera.

"¡Hola, Don Pepe! ¡Tu canto siempre trae alegría!" - dijo María sonriendo.

"¡Muchas gracias, María!" - respondió Don Pepe con su voz melodiosa. "Hoy tengo una idea brillante. ¿Qué te parece si hacemos una fiesta en la charca?"

María, emocionada, contestó:

"¡Me encanta! Invitaremos a todos, así será una gran celebración."

Pero justo en ese momento, apareció Toño, el sapo barrigón, que no estaba de humor para fiestas.

"¿Una fiesta? Bah, eso no es para mí. Siempre pasan cosas raras en las fiestas." - gruñó Toño, frunciendo el ceño.

"¿Por qué no te unes, Toño?" - preguntó Don Pepe. "Podés disfrutar de la música y la comida rica... hasta podrías hacer nuevos amigos."

"Amigos, amigos..." - repitió Toño, todavía molesto. "No tiene sentido."

María decidió que era hora de un pequeño plan.

"Toño, ¿qué tal si te involucrás un poquito en la organización? Podrías encargarte de preparar el espacio. Eso te hará sentir parte de la fiesta." - le propuso María.

"¿Yo? Pero... no soy bueno en esas cosas." - dijo Toño, sorprendido.

"¡Seguro que sí! Cada uno tiene algo único para aportar. Justo como tu bonita barriga que puede servir de mesa. ¡Vamos!" - animó Don Pepe con su tono alegre.

Finalmente, Toño aceptó, aunque no estaba del todo convencido. Así que, juntos, comenzaron a decorar la charca. Toño, a regañadientes, hizo su mejor esfuerzo. Con cada hoja que colgaba y cada flor que colocaba, comenzaba a sentirse un poco más entusiasmado.

Cuando llegó la hora de la fiesta, un montón de animales estaban ya en la charca. Había patos, ranas, ardillas y hasta un par de caballos que paseaban por el bosque. La música de Don Pepe empezaba a resonar, mientras María presentaba a todos los habitantes de la charca.

"¡Bienvenidos! ¡Gracias por venir! Aquí se celebra la alegría de la amistad y la colaboración!" - exclamó María, con su sombrero brillando bajo el sol.

Toño observaba cómo todos sonreían y disfrutaban de la fiesta. De pronto, notó que algunos animales se acercaban a él.

"¡Hola, Sapo! ¡Me encanta tu barriga! ¿Puedo usarla para jugar a la mesa de ping-pong?" - dijo una pequeña ranita.

"¡Claro! ¡Vamos a jugar!" - respondió Toño, sorprendido por la invitación.

Con cada risa infantil y juego que compartía, se dio cuenta de que podía divertirse e incluso disfrutar de la compañía de otros.

Al final de la fiesta, con todos cansados pero felices, María reunió a todos para compartir algo muy importante.

"Hoy hemos aprendido que ser parte de algo puede ser más divertido de lo que creemos. Toño, gracias por participar y ayudar a que todo esto fuera posible. ¿Te gustaría unirte a nosotros en futuras celebraciones?"

Toño, ahora un poco más alegre, sonrió y respondió:

"Por supuesto, sería un placer. ¡Nunca pensé que la diversión podría ser tan buena!"

Y así, desde ese día, la charca no solo fue el hogar de la gallina María, el sabio Don Pepe y el molesto Toño, sino que también se convirtió en un lugar donde todos aprendieron que un poco de valentía y entusiasmo pueden transformar cualquier situación. Y juntos celebraron muchas más fiestas en la charca mágica, donde la amistad siempre se hacía más fuerte.

Fin.

FIN.

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