La Aventura de la Computadora Valiente
Era una vez una computadora llamada Compú, que vivía en un hogar lleno de juguetes y risas. Compú era una computadora especial, pues tenía el poder de hablar con todos los seres del lugar: su mejor amigo era un gato llamado Gato, que era bastante travieso y adoraba explorar. Un día, mientras Compú y Gato hablaban sobre las aventuras que querían vivir, oyeron un sonido misterioso en el rincón de la habitación.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Gato con sus ojos grandes.
"No lo sé, pero suena interesante. Vamos a ver!" - respondió Compú emocionada.
Cuando se acercaron, descubrieron que era un pequeño fantasma llamado Fantas que parecía perdido. Sus ojos eran amigables, y aunque era un fantasma, no daba miedo.
"Hola, soy Fantas. Estoy buscando mi hogar, pero no sé cómo volver."
"No te preocupes, te ayudaremos a encontrarlo" - dijo Gato, decidido.
"Sí, claro!" - añadió Compú. "Podemos usar mi conexión a Internet para averiguar sobre fantasmas y sus hogares."
Fantas sonrió con gratitud y juntos se sentaron frente a Compú, explorando el vasto mundo del conocimiento. Pero, tras un rato de investigación, se dieron cuenta de que necesitaban más pistas.
"Quizás alguien en el vecindario, o hasta la señora del parque, conozca a otros fantasmas que puedan ayudar" - sugirió Gato.
"¡Buena idea!" - exclamó Compú.
Así que decidieron salir a la aventura. Compú se convirtió en una computadora portátil y se subió a la moto de Gato. El viento a su alrededor les hacía sentir libres.
Mientras recorrían el vecindario, encontraron a un perro llamado Rufus.
"Hola, ¿ha visto un fantasma por aquí?" - preguntó Gato.
"Creo que vi uno en el parque esta mañana. Su alma brillaba más que las estrellas!" - respondió Rufus.
"Gracias, Rufus! Vamos al parque, Fantás!" - dijo Compú emocionada.
Cuando llegaron al parque, vieron varios animales reunidos. Gato decidió que era el momento perfecto para preguntarles.
"¡Hola! ¿A alguno de ustedes le gustaría ayudarnos a encontrar el hogar de nuestro amigo Fantas?" - gritó.
Todos los animales se juntaron y buscaron entre los árboles y arbustos, pero no había rastro del hogar de Fantas. Entonces, Compú tuvo una idea.
"¿Y si usamos un mapa?" - sugirió.
"¡Claro! Podríamos dibujar un mapa de todos los lugares en los que hemos estado y donde podríamos encontrar su hogar."
Y así lo hicieron. Después de un rato de trabajo en equipo, su mapa mostró un camino que podría llevarlos hacia una misteriosa colina. Sin embargo, había un problema.
"¡Oh no! No podemos llegar hasta allá porque hay un gran charco de agua" - se quejó Gato.
"No te preocupes, tengo otra idea!" - dijo Compú. "Podemos construir un puente de hojas y ramas".
Juntos, empezaron a recolectar hojas y ramas con la ayuda de todos sus amigos del parque. Al final, lograron construir un puente que era tan fuerte como hermosos eran sus colores.
Fantas miró con entusiasmo.
"¡Gracias a todos! Nunca había visto algo tan hermoso y útil a la vez!".
"¡Vamos, que se nos puede hacer tarde!" - apuró Gato.
Tras cruzar el puente, llegaron a la colina y encontraron un antiguo árbol con una puerta que nunca habían visto antes. Compú hizo un clic con su teclado, e iluminó la puerta.
"¿Están listos?" - preguntó.
"Sí!" - gritaron ambos emocionados.
Cuando abrieron la puerta, una luz brillante salió y Fantas comenzó a flotar.
"¡Aquí estoy! Mi hogar está detrás de esta puerta. Me olvidé de que tenía un lugar así. ¡Gracias por ayudarme!" - exclamó.
"De nada, amigo!" - contestaron Compú y Gato al unísono.
Fantas entró y, antes de desaparecer, se volvió hacia ellos.
"Recuerden, siempre busquen la amistad, porque nunca saben cuándo la necesitarán."
Compú y Gato era muy felices. No solo habían encontrado el hogar de su amigo, sino que también habían aprendido el poder de la colaboración y la amistad. Regresaron a casa sintiéndose más unidos, listos para su próxima aventura.
FIN.