La Aventura de la Estrella Perdida
Érase una vez en un reino lejano, una pequeña familia conformada por un hombre, antaño caballero que dejó su espada por una dama, y una mujer de humilde ocupación, posadera, que tras muchos encuentros enamorados comenzaron una vida juntos. Los años pasaron y la pareja casada tuvo a una hija llamada Lila, quien era curiosa y soñadora.
Lila solía pasar horas mirando las estrellas desde el patio trasero de su casa. Una noche, mientras contemplaba el cielo, notó que una de las estrellas más brillantes se estaba apagando.
"Mamá, ¿por qué se apaga esa estrella?" - preguntó Lila, preocupada.
"Quizás necesita ayuda para brillar de nuevo. Las estrellas son como nosotros, a veces también necesitan un poco de apoyo" - contestó su madre sonriendo.-
Intrigada por la respuesta de su madre, Lila decidió que debía salvar a la estrella. Al día siguiente, fue a buscar a su papá.
"Papá, tengo que salvar una estrella. ¿Me ayudarías a encontrar cómo hacerla brillar otra vez?" - le dijo con ojos brillantes.
Su padre, aunque algo sorprendido, sonrió: "Claro, Lila. Vamos a buscar en el libro de historias antiguas, quizás nos dé alguna pista".
Juntos, pasaron horas en la biblioteca, donde encontraron un viejo libro polvoriento. En él, había una historia sobre un mágico "Jardín de las Estrellas" donde se decía que cada estrella que se apaga es llevada.
"El jardín se encuentra en la montaña más alta del reino, ¡debemos ir!" - exclamó Lila emocionada.
Con determinación, el trío emprendió su viaje hacia la montaña. En el camino, encontraron a un zorro que parecía estar en problemas.
"¡Hola, pequeño zorro! ¿Qué te pasa?" - preguntó Lila.
"Me he perdido y no sé volver a casa. Mi mamá me debe estar buscando" - respondió el zorro, con lagrimitas en los ojos.
Lila, recordando lo que decía su madre sobre ayudar a los demás, le ofreció al zorro su mano.
"No te preocupes, podemos ayudarte. Te acompañaremos a casa y luego seguimos nuestro camino" - dijo Lila con amabilidad.
El zorro, agradecido, guió a la pareja hasta su hogar.
"¡Gracias! Eres muy valiente. Te debo una." - le dijo el zorro.
"Solo hemos hecho lo que era correcto. ¡Ahora necesitamos seguir con nuestra aventura!" - respondió Lila confiada.
Finalmente, tras varios desafíos, llegaron a la cima de la montaña donde el Jardín de las Estrellas los esperaba. Era un lugar deslumbrante, lleno de luces brillantes y un aire lleno de magia.
Allí encontraron a una anciana sabia que cuidaba de las estrellas.
"Hola, pequeños. ¿Por qué han venido al Jardín de las Estrellas?" - preguntó la anciana.
Lila, con voz firme, explicó su misión.
"Vimos que una estrella se apagaba y vinimos a ayudarla. ¿Qué podemos hacer?" - dijo llena de esperanza.
La anciana sonrió y dijo: "Por cada buena acción que hagan, la estrella recuperará su brillo. Mi consejo es que se ayuden mutuamente, así como ayudaron al pequeño zorro".
Lila y su familia entendieron. Decidieron ayudar en el Jardín, al reparar el lugar y cuidar de las estrellas apagadas. Con cada esfuerzo, vieron cómo la estrella que habían venido a salvar empezaba a brillar nuevamente.
"¡Lo logramos! Hemos ayudado a la estrella a volver a brillar gracias a nuestros corazones" - gritó Lila con alegría.
Con el tiempo, el Jardín se volvió un lugar resplandeciente gracias a ellos. La anciana, conmovida por su trabajo, les otorgó un regalo: un polvo estelar que les permitiría hacer un deseo cada vez que miraran al cielo por las noches.
Lila comprendió que la verdadera magia provenía de ayudar a los demás, y que juntos podían lograr cosas increíbles.
Y desde ese día, la estrella que antes se apagaba, brillaba ahora más que nunca, recordando a todos que el amor y la bondad pueden iluminar hasta el rincón más oscuro del universo.
Así, Lila, su papá y su mamá vivieron muchas aventuras, siempre llevando consigo la luz de las estrellas en sus corazones.
Y cada vez que miraban al cielo, sabían que sus acciones y decisiones eran las que realmente podían cambiar el mundo. De esta forma, nuestros héroes seguían iluminando el camino de otros, demostrando que cada estrella necesita un poco de ayuda para brillar.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.