La Aventura de la Familia de Juanita



Era un hermoso día en el barrio donde vivía la familia de Juanita. La casa siempre estaba llena de risas, juegos y ladridos de los adorables perros, Frodito y Aria.

-Un día, Juanita miró por la ventana y vio que el sol brillaba con fuerza. -¡Mamá, salimos a jugar al parque con Frodito y Aria! -dijo emocionada.

-Milagros, la mamá, sonrió y le respondió: -¡Claro, querida! Pero asegúrate de cuidar a los perritos. -

Así que Juanita, con su hermano Julio, decidieron llevar a Frodito y Aria al parque. Cuando llegaron, se encontraron con sus primitas, María Julietta y María Paz, que estaban jugando con otros niños.

-¡Hola chicas! -exclamó Juanita al verlas. -¿Quieren jugar con nosotros? Esta es una aventura.

-¡Sí! -dijeron las niñas al unísono.

Mientras jugaban a la pelota, Frodito y Aria corrieron detrás de ella, ladrando de felicidad. Sin embargo, de repente, Frodito se salió de la zona de juego y comenzó a olfatear algo interesante en una esquina del parque.

-¡Frodito, vuelve aquí! -gritó Juanita, pero era demasiado tarde. Frodito encontró un viejo mapa enrollado entre las raíces de un árbol.

-¿Qué tenés ahí, Frodito? -dijo Julio, acercándose curioso.

-¡Es un mapa! -gritó Juanita entusiasmada. -Parece que nos lleva a un tesoro escondido.

-Los niños se miraron entre sí, con los ojos brillando de emoción. -¡Vamos a buscarlo! -exclamaron juntos.

Así que, con el mapa en mano, la familia emprendió una nueva aventura. Se alejaron un poco del parque, siguiendo las marcaciones y siguiendo la ruta marcada por el mapa, cruzando un arroyo y metiéndose en un pequeño bosque.

-¿Y si es una trampa? -dijo Julia, algo asustado.

-No, Julio, no te preocupes. Todos juntos podremos enfrentar cualquier cosa -le respondió Juanita, dándole confianza a su hermano.

Después de varios giros, saltos y algunas risas, llegaron a una gran roca señalada en el mapa. -Aquí es donde dice que debemos cavar -anunció Juanita con determinación.

-Juntos, los niños empezaron a cavar en la arena. Fue duro al principio, pero la emoción los motivaba a seguir.

-Déjame ayudarte. -dijo Marietta, que presenció el esfuerzo de los pequeños. Junto a ella, Ancelmo y Milagros también se unieron a la aventura, ayudando a los niños a excavar.

Finalmente, después de unos minutos de trabajo, se topó con un cofre. -¡Lo encontramos! -gritaron todos a la vez.

Abrieron el cofre con cuidado y dentro encontraron no solo monedas de chocolate, sino también un mensaje que decía: "El verdadero tesoro es la amistad y la aventura compartida".

-¡Qué lindo mensaje! -dijo María Paz.

-Es cierto. -agregó María Julietta. -El momento que vivimos juntos es el mejor regalo.

Juanita miró a todos sus amigos y familiares. -Sí, y siempre debemos ayudarnos entre nosotros y compartir momentos así.

-Bueno, ahora que encontramos el tesoro, ¿qué hacemos con las monedas? -preguntó Frodito, moviendo la colita.

-¡Hagamos una merienda para todos! -sugirió Aria, mientras todos reían.

Y así, la familia y los amigos regresaron al parque, donde organizaron una merienda con galletas y jugos, disfrutando de la compañía y la felicidad de estar juntos. La aventura del tesoro les enseñó que los mejores momentos se comparten con quienes más amamos.

-A partir de ese día, Juanita, Julio, Frodito, Aria, Milagros, Ancelmo, Marietta y las pequeñas siempre recordaron que el verdadero tesoro era el amor y la unidad familiar. Y así, siguieron viviendo felices, creando nuevas historias y aventuras juntos.

FIN.

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