La aventura de la familia Sonrisas


Había una vez una familia compuesta por una mamá, un papá y una pequeña niña llamada Lola. Ellos eran conocidos en su vecindario como la familia Sonrisas, porque siempre estaban sonriendo y contagiando alegría a todos los que los rodeaban. Les encantaba jugar juntos y cada día era una nueva aventura para ellos.

Una tarde soleada, la mamá propuso ir a explorar el bosque que se encontraba al final de la calle. La idea emocionó a Lola, quien de inmediato corrió a buscar sus zapatos de exploradora. -¡Vamos, vamos! ¡Quiero ver qué hay en el bosque! -gritaba la niña con entusiasmo. El papá asintió con una sonrisa y juntos salieron rumbo al bosque.

Al adentrarse en el bosque, se encontraron con un camino cubierto de hojas secas y una luz cálida que se filtraba entre los árboles. De repente, escucharon un suave murmullo que provenía de un arbusto. Con cautela, se acercaron y descubrieron a un pajarito herido. Lola sintió tristeza al ver al animalito y rápidamente propuso llevarlo a su casa para cuidarlo.

La familia Sonrisas tomó al pajarito con cuidado y lo llevó a su hogar. Juntos, construyeron un nido acogedor con ramas y hojas, y lo alimentaron con semillas y agua. Los días pasaron y el pajarito sanó gracias a los cuidados de la familia. La mamá, el papá y Lola observaron maravillados cómo el pajarito recuperaba su fuerza y pronto volaba libre por el cielo.

La experiencia de cuidar al pajarito los unió aún más como familia. Comprendieron la importancia de la empatía y el cuidado hacia los seres vivos. Desde entonces, la familia Sonrisas continuó explorando, jugando y aprendiendo juntos, llevando consigo el recuerdo de su pequeño amigo alado y la lección de que el amor y la compasión generan alegría en el corazón de todos.

Y así, la familia Sonrisas siguió disfrutando de la vida con una sonrisa en sus rostros, contagiando amor y felicidad a cada paso que daban.

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