La Aventura de la Felicidad en la Escuela Emilio del Toro
Era un martes soleado en la Escuela Emilio del Toro, donde cada rincón sonaba a risas y alegría. Los alumnos se encontraban en el patio jugando, mientras las maestras observaban con sonrisas cómplices.
"Hola, Sofi, ¿jugamos a la rayuela?" - preguntó Tomi, subiendo su pie derecho para marcar su puesto en el suelo pintado.
"¡Sí, obvio! Pero primero, ¿te cuento mi idea?" - respondió Sofi, emocionada.
"¿Una idea? Contame ya!" - insistió Tomi.
Sofi miró alrededor y dijo en voz baja: "Estaba pensando que hoy podríamos hacer algo especial. ¿Y si organizamos una búsqueda del tesoro en el patio?" -
Los ojos de Tomi brillaron. "¡Me encanta la idea! Pero necesitamos más amigos. Vamos a buscar a los demás."
Así, Sofi y Tomi comenzaron a llamar a su grupo de amigos: a Lucas, a Carla, y a Mateo.
"Che, Mateo! Vení, tenemos un plan espectacular!" - gritó Tomi.
"¿Qué es?" - preguntó Mateo, acercándose con curiosidad.
"Vamos a organizar una búsqueda del tesoro. A todos nos gusta el misterio, ¿no?" - dijo Sofi, mientras mostraba un mapa dibujado en una hoja arrugada.
"¡Sí! Pero, ¿qué pasa si los profes nos ven?" - preguntó Carla con un toque de preocupación.
"¡Eso será parte de la aventura! No podemos dejar que un par de reglas nos detengan!" - contestó Tomi, decidido.
Y así, bajo el sol brillante, decidieron que comenzarían su búsqueda en la maqueta del pueblo que había en la biblioteca.
Sin embargo, antes de que pudieran hacer su primer movimiento, la profesora Ana apareció.
"¿Qué hacen, chicos?" - preguntó con curiosidad, pero desconfiada.
Sofi, con su mejor sonrisa, contestó: "Estamos planeando una actividad para ser más felices. Vamos a buscar un tesoro escondido en la escuela!" -
La profesora, intrigada, se cruzó de brazos. "Hmmm, ¿y qué hay de bueno en ese tesoro?" -
Matías, subido en una de las mesas, se atrevió a contestar: "¡El tesoro podría ser una cápsula del tiempo! Con mensajes sobre cómo ser feliz en la escuela!" -
La profesora sonrió levemente. "Suena interesante, pero necesito saber que será seguro para ustedes y para los demás. ¿Podrían incluir algunas pistas educativas?" -
Los chicos se miraron y asintieron. "¡Claro! Podemos hacer que busquen respuestas a preguntas sobre la vecindad, las plantas o lo que aprendimos en Historia!" - dijo Lucas.
Eso hizo que la profesora aceptara la propuesta. "Está bien, ¿cuánto tiempo necesitan?"
"¡Una hora!" - gritaron todos a la vez.
Con la aprobación de la profesora, los niños se pusieron a trabajar. Diseñaron pistas y formularon preguntas sobre las recetas de la abuela y la historia de su barrio. Cada respuesta los llevó a un lugar especial en la escuela.
A medida que pasaba el tiempo, comenzaron a sentirse más emocionados y felices. La búsqueda del tesoro se volvió una oportunidad para aprender y compartir risas. Sin embargo, cuando llegaron a la última pista, el tesoro parecía haber desaparecido. Las posturas de alegría se convirtieron en desilusión.
"No puede ser, ¿y ahora qué hacemos?" - se lamentó Sofí.
De repente, apareció un nuevo personaje: la señora Marta, la portera.
"¿Qué les pasa, chicos?" - preguntó ella, notando su tristeza.
"El tesoro no está, señora Marta, no sabemos qué hacer!" - respondió Mateo con un suspiro.
La señora Marta, sonriendo con complicidad, dijo: "Tal vez el tesoro nunca estuvo afuera. Quizás está en la alegría de estar juntos y aprender cosas nuevas. ¿Qué les parece si hacemos una gran fiesta con lo que aprendimos?" -
Los niños se miraron y comenzaron a reír. "¡Es verdad! ¡El mejor tesoro somos nosotros!" - exclamó Tomi.
Así, decidieron invitar a todos los compañeros y profesores a una gran fiesta al aire libre. Con juegos, música, comida y risas, todos compartieron las experiencias más felices y aprendieron que la verdadera felicidad se encuentra en la compañía y la alegría de aprender juntos.
Y desde ese día, todos los que pasaron por la Escuela Emilio del Toro sabían que eran felices, no sólo por las aventuras, sino por la hermosa amistad que compartían. Y así, en aquella escuela especial, la búsqueda del tesoro se convirtió en una historia que contaban durante años: "En la Escuela Emilio del Toro, somos felices".
FIN.