La Aventura de la Frutilla Valiente
Había una vez en un hermoso jardín, una frutilla llamada Valiente que vivía en un cajón junto a sus amigos: el chocolate Travieso, el cajón Risueño, el zapato Veloz y el auto Aventurero.
Un día, la frutilla Valiente decidió que quería explorar el mundo más allá del jardín. "Amigos, tengo una idea emocionante. Voy a emprender un viaje para descubrir lugares nuevos y emocionantes", anunció Valiente. "Pero, ¿cómo harás para viajar lejos?", preguntó el zapato Veloz.
"No te preocupes, tengo un plan. Usaré mi ingenio y valentía para superar cualquier obstáculo que se cruce en mi camino", respondió la frutilla Valiente. Así, Valiente se despidió de sus amigos y se aventuró fuera del jardín.
En su camino, se encontró con un bosque espeso y oscuro. A pesar del miedo, la frutilla Valiente recordó las palabras de su abuela: 'La valentía es más fuerte que el miedo'. Con valentía, siguió adelante y encontró un río caudaloso.
El chocolate Travieso, que la había seguido en secreto, se acercó temeroso. "No podrás cruzar este río, es demasiado peligroso", advirtió. "No te preocupes, encontraré una manera", respondió Valiente.
Con su ingenio, construyó un pequeño bote con una hoja y navegó con éxito hasta el otro lado. Finalmente, llegó a una gran montaña que parecía imposible de escalar. El auto Aventurero, que había seguido los pasos de Valiente, se acercó con dudas. "Es imposible que una frutilla pueda escalar esta montaña", dijo dubitativo.
"Nada es imposible si uno lo intenta con determinación", respondió Valiente decidida. Con esfuerzo y determinación, la frutilla Valiente logró escalar la montaña, llegando a la cima con una hermosa vista. Después de tanto esfuerzo, experimentó una sensación de logro y felicidad.
De regreso al jardín, sus amigos la recibieron con alegría. "¡Eres increíble, Valiente! Nos has enseñado que la valentía, el ingenio y la determinación pueden superar cualquier desafío", dijeron emocionados.
Desde ese día, la frutilla Valiente se convirtió en un ejemplo para todos en el jardín, recordándoles que no hay límites para lo que se puede lograr con valentía y esfuerzo.
FIN.