La Aventura de la Iguana Cafetera



Había una vez en una selva llena de colores, una iguana llamada Greta. Greta no era una iguana común, ya que tenía un gran amor por el café. Todos los días, se despertaba temprano y se preparaba una deliciosa taza de café, la cual disfrutaba mientras contemplaba la belleza de la naturaleza que la rodeaba.

Un día, mientras Greta saboreaba su café en su roca favorita, escuchó un estruendo a lo lejos. Curiosa, decidió investigar. Caminó por el sendero y se encontró con un grupo de animales que estaba reunido en torno a una gran discusión.

"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó Greta, con voz suave.

"¡Oh, Greta!" - respondió un pajarito llamado Tito "Hay que encontrar una solución. La gran palmera de coco está enferma, y sin ella, no tendremos sombra ni cocos por mucho tiempo!".

Greta, que siempre había sido una iguana ingeniosa, pensó en cómo podría ayudar. Tal vez el café que le encantaba tanto podría ser la respuesta.

"¿Y si hacemos una ceremonia de café para pedirle a la selva que ayude a la palmera?" - propuso Greta con entusiasmo.

Los animales se miraron entre sí, intrigados por la idea. Todos estaban de acuerdo, pero había un problema: no tenían café suficiente para todos.

"No se preocupen, yo tengo una idea!" - grito Andrés, un mono muy travieso "Podemos ayudar a Greta a recolectar granos de café del árbol del café que está al otro lado del río!".

"Pero lo que hay que hacer es atravesar el río, es muy peligroso!" - respondió una tortuga asustada llamada Tita.

"No podemos dejar que nuestra amiga palmera se muera. Necesitamos hacer esto juntos", dijo Greta, mirando a todos con determinación.

Entonces, los animales decidieron trabajar en equipo. La tortuga les mostró la manera de cruzar el río despacio y con cuidado mientras el mono Andrés los animaba con sus travesuras. Y así, con cada pequeño paso y mucha risa, llegaron al árbol de café.

Cuando lograron los granos, Greta les explicó cómo preparar el café. Juntos, hicieron una gran fogata y comenzaron la ceremonia.

"Este café es para la palmera," – dijo Greta, mientras servía a todos. "Que pueda recuperarse y seguir dándonos sombra y fruta."

Mientras todos tomaban su café, algo mágico sucedió. En el cielo, una brisa suave sopló sobre ellos y, de repente, una luz brillante iluminó la palmera enferma. Todos miraron maravillados.

"¡Miren eso!" - gritó Tito, volando alto en el aire. "¡La palmera está reviviendo!".

Poco a poco, las hojas de la palmera comenzaron a brillar y, al final de la ceremonia, todos los animales se unieron en un gran abrazo para celebrar.

"Gracias, Greta, por tu idea brillante!" - dijeron todos. "No solo conseguimos ayudamos a la palmera, sino que también tuvimos un hermoso día juntos!".

Desde ese día, la iguana Greta, junto a sus amigos, continuó organizando ceremonias de café, pero no solo para pedir ayuda. También celebraban la amistad, la unión y las aventuras que compartían.

Y así, la iguana cafetera se convirtió en la heroína de la selva, demostrando que con amor y trabajo en equipo, cualquier cosa era posible.

Fin.

FIN.

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