La Aventura de la Manzana Secada



Era una mañana soleada en el tranquilo huerto de Doña Rosa. Las manzanas eran rojas, brillantes y llenas de vida. Entre ellas, había una manzana llamada Mica que soñaba con ser la más deliciosa de todas. Siempre miraba con admiración cómo los niños venían a recolectar manzanas del árbol. Hacía mucho tiempo que había escuchado sobre la dicha de ser elegida y llevada a casa.

"¡Ay, Mica! No te preocupes. Un día tu momento llegará", le decía su amiga, la mariposa Lila.

"Sí, pero cada día que pasa me siento más ansiosa. ¿Y si me dejan aquí para siempre?" -respondía Mica con tristeza.

Un día, mientras una ráfaga de viento jugaba entre las ramas, un fuerte golpe hizo que Mica se cayera del árbol.

"¡Ay!" -exclamó Mica al caer al suelo.

"¡Mica! ¿Estás bien?" -gritó Lila desde lo alto del árbol.

"Creo que sí... pero ahora estoy sola" -replicó Mica con un tono melancólico.

Días pasaron y Mica se fue secando, perdiendo su color brillante y su firmeza. Los otros árboles la miraban con compasión, pero Mica se sentía perdida.

"¿Por qué tiene que ser así?" -se preguntaba en voz alta. "Todo lo que quería era ser la mejor manzana para los niños".

Un día, mientras Mica yacía en el suelo, un niño llamado Mateo se acercó al huerto. Llena de curiosidad, Mica escuchó cuando Mateo dijo:

"Mira, mamá, esa manzana está muy diferente, pero tiene una forma curiosa".

La madre de Mateo sonrió y le dijo:

"Es cierto, hijo. Esa manzana ha pasado por mucho. A veces lo diferente también tiene su valor".

Mateo se acercó y tomó a Mica entre sus manos.

"¡Qué raro! Parece que tiene historias que contar" -dijo con entusiasmo.

"¿Historias?" -se preguntó Mica sorprendida.

Mateo llevó a Mica a casa y decidió hacer un experimento. Tomó un cuaderno y empezó a dibujarla, observando cada detalle.

"Voy a contar la historia de cómo esta manzana se cayó y sobrevivió el viento, y cómo sigue siendo especial a pesar de estar seca" -explicó el niño mientras dibujaba.

Entonces, Mica se dio cuenta de que podía ser parte de algo más grande, que incluso después de caer, podía inspirar la creatividad de un niño.

"¡Sí! ¡Puedo ser la musa de Mateo!" exclamó emocionada.

Los días siguieron pasando y Mateo utilizó su creatividad para hacer una serie de dibujos que se exhibieron en la escuela. La historia de Mica se volvía conocida, y todos los niños se encariñaron con ella.

"¡Mira! Esa manzana seca es inspiradora" -dijo una de las compañeras de Mateo.

"Claro, nos enseña sobre la belleza que puede tener el cambio" -agregó otro niño.

La historia de Mica tocó tantos corazones que fue elegida para ser presentada en una exposición local. En la noche de la exposición, Mica estaba en un marco especial, junto a los dibujos de Mateo. Todos admiraban la creatividad que había surgido de su caída.

"Nunca imaginé que esto sería el comienzo de una nueva aventura" -se dijo Mica a sí misma.

"A veces, lo que parece una dificultad puede transformarse en algo hermoso".

Y así, aunque Mica ya no era una manzana fresca, se convirtió en un símbolo de creatividad, resiliencia y valor de las cosas diferentes. Dentro de cada invitado que contemplaba su historia, ella brillaba de una forma especial, más allá de lo que nunca había soñado.

Y mientras la luna iluminaba el huerto, el viento soplaba suavemente, cuidando siempre de las historias que nacen incluso de las caídas más inesperadas.

FIN.

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