La aventura de la muñeca descalza
Había una vez una muñeca de vestido aterciopelado y cabellos desgreñados a la que le faltaban los zapatos. Su nombre era Rosalía y vivía en el desván de la casa de una familia muy especial. A diferencia de las otras muñecas, Rosalía siempre estaba deseando salir a explorar el mundo fuera del desván.
Un día, mientras la familia estaba de vacaciones, Rosalía decidió que era el momento perfecto para emprender su gran aventura. Con valentía, se deslizó por la escalera y se encontró en la sala de la casa. Pero al ver el mundo exterior a través de la puerta, se dio cuenta de que no podía caminar sin zapatos.
Decidida a encontrar una solución, Rosalía se puso en marcha, arrastrando sus pies descalzos por el jardín. En su camino, conoció a una mariposa que le contó sobre un zapatero muy amable que vivía al final del bosque. Sin dudarlo, Rosalía comenzó su travesía, enfrentando diversos desafíos en su camino.
Durante su viaje, conoció a diferentes animales del bosque que la ayudaron y le enseñaron valiosas lecciones, como la importancia de la amistad, la determinación y la resiliencia. Finalmente, llegó al taller del zapatero, quien, con habilidad y cariño, le confeccionó un par de zapatos especiales que se ajustaban perfectamente a sus pies.
Con sus zapatos nuevos, Rosalía regresó a casa, donde la familia la recibió con alegría. A partir de ese día, la muñeca descalza había aprendido que, con determinación y la ayuda de los demás, podía alcanzar cualquier objetivo que se propusiera. Y así, vivió muchas más aventuras, siempre recordando las valiosas lecciones que había aprendido en su viaje.
FIN.