La aventura de la palta temeraria



En un bosque encantado, habitaba una palta curiosa llamada Palmita. Ella era diferente a las demás paltas, ya que poseía la habilidad de moverse y hablar. Un día, Palmita decidió explorar un lugar desconocido en el bosque, a pesar de las advertencias de sus amigos sobre los peligros que había más allá del claro donde vivían.

- Ay, Palmita, no deberías aventurarte tan lejos. El bosque está lleno de misterios y criaturas peligrosas -le advirtió la naranja Naranjita.

- No te preocupes, Naranjita. Estoy segura de que no hay nada que pueda asustarme -respondió confiada Palmita.

Decidida a demostrar su valentía, Palmita se adentró en la espesura del bosque. Pronto, comenzó a sentir una presencia maligna acechándola. Ramas crujían a su alrededor y sombras se movían entre los árboles. La palta temeraria comenzó a arrepentirse de su decisión, pero era demasiado tarde para dar marcha atrás. De repente, un misterioso susurro inundó el aire, llenando a Palmita de terror.

- ¿Quién anda ahí? -preguntó la palta, intentando ocultar su miedo.

De la oscuridad emergió una figura siniestra, el temido Coco Maligno, un ser oscuro que aterrorizaba el bosque con sus malas artes. Palmita temblaba de miedo mientras el Coco se burlaba de ella, contándole historias horribles sobre sus víctimas anteriores.

- No te asustes tanto, Palmita. Solo quiero jugar un juego contigo. Si logras superar tres desafíos, te dejaré ir -dijo el Coco con una sonrisa malévola.

Con el corazón latiéndole a mil por hora, Palmita aceptó el desafío. El Coco Maligno la llevó a través del bosque, enfrentándola a pruebas aterradoras que desafiaban su valentía y determinación. A pesar de su miedo, Palmita se mantuvo fuerte y logró superar cada desafío, demostrando su coraje y astucia.

Impresionado por la valentía de la palta, el Coco Maligno cumplió su promesa y la dejó regresar al claro del bosque. Desde ese día, Palmita se convirtió en un símbolo de valentía y determinación para todos los habitantes del bosque, quienes aprendieron que, a veces, enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a descubrir nuestra verdadera fortaleza interior.

FIN.

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