La aventura de la pelota amarilla



Había una vez un niño llamado Pedro, a quien le encantaba jugar con su pelota amarilla en el patio de su casa.

Un día soleado, Pedro pateó la pelota con tanta fuerza que esta salió disparada por encima de la cerca del vecino. - ¡Oh no! ¡Mi pelota amarilla se fue al jardín del señor González! - exclamó Pedro con preocupación. Decidido a recuperar su pelota, Pedro saltó la cerca y se adentró en el jardín del vecino.

Lo que Pedro no sabía era que el señor González, un anciano gruñón, tenía fama de ser muy cascarrabias. - ¿Qué estás haciendo en mi jardín, mocoso? - dijo el señor González con voz severa.

Pero Pedro, valiente, le explicó lo que había sucedido con su pelota. Sorprendentemente, el señor González no se mostró enojado. En cambio, le contó a Pedro historias de cuando él también era joven y jugaba al fútbol.

Con el tiempo, el señor González y Pedro se convirtieron en amigos y pasaban horas jugando juntos en el jardín. Finalmente, el señor González le regaló a Pedro una pelota nueva, pero esta vez, era roja. - ¡Gracias, señor González! - exclamó Pedro emocionado.

Con el tiempo, el señor González dejó de ser gruñón y los vecinos quedaron asombrados al verlo riendo y jugando con Pedro.

La amistad entre el niño y el anciano demostró que, a veces, los prejuicios pueden impedirnos ver la alegría y el amor que están más cerca de lo que creemos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!