La aventura de la pequeña Rita



En un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, vivía una niña llamada Rita. Rita era una niña especial, siempre estaba mirando al cielo y soñando con volar.

Le encantaba observar a los pájaros planeando en el aire y siempre se preguntaba cómo sería sentir la libertad de desplazarse por el cielo. Un día, mientras jugaba en el parque, Rita se encontró con un viejo y sabio búho llamado Don Héctor.

-¿Por qué estás tan triste, pequeña Rita? -le preguntó el búho con voz grave. -¡Quisiera volar como los pájaros, Don Héctor! -respondió Rita con un brillo en sus ojos.

El búho sonrió y le dijo: -Tienes que buscar la ayuda de la señora Mariposa, ella conoce el secreto para que puedas cumplir tu sueño. Rita siguió el consejo del búho y se adentró en el bosque en busca de la señora Mariposa.

Tras una larga caminata, finalmente encontró a la señora Mariposa, quien le dijo: -Para poder volar, pequeña Rita, primero debes aprender a creer en ti misma y en tu capacidad de alcanzar tus sueños. Rita asintió con determinación y la señora Mariposa la llevó a un misterioso árbol ancestral.

Allí, le entregó un par de alas de mariposa mágicas y le explicó que para activarlas, debía recitar un hechizo de confianza y valor.

Rita repitió el hechizo con fuerza y ​​de repente, ¡sintió cómo las alas cobraban vida en su espalda! Con cada aleteo, Rita se elevaba más y más alto, experimentando la maravillosa sensación de volar. Con el correr de los días, Rita practicó y perfeccionó su vuelo, explorando el mundo desde las alturas.

Sin embargo, un día oscuro y ventoso, Rita se encontró con un pichón de gorrion herido en el suelo. Sin dudarlo, descendió y lo ayudó a regresar a su nido, ganándose la gratitud de toda la familia de gorriones.

A partir de ese día, Rita se convirtió en la guardiana del cielo, ayudando a los pájaros en apuros y demostrando que volar no era solo un sueño egoísta, sino una capacidad para hacer el bien.

Con el tiempo, la fama de Rita se extendió por el reino de las aves, convirtiéndose en un símbolo de valentía y bondad. Y a pesar de que las alas mágicas desaparecieron, Rita descubrió que la verdadera libertad para volar venía del corazón y de la voluntad de ayudar a los demás.

Desde entonces, la pequeña Rita siguió viviendo aventuras y enseñando a todos que los sueños, cuando se combinan con el amor y el servicio, pueden hacer que incluso el cielo sea accesible para todos.

FIN.

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