La Aventura de la Piel
Era un día cualquiera en el maravilloso mundo de la piel. Los queratinocitos se afanaban en crear la capa más exterior, brillosa y resistente.
- ¡Hola, querido queratinocito! - saludó uno de los fibroblastos, que se encontraban organizando el colágeno para dar firmeza.
- ¡Hola, fibroblasto! - respondió el queratinocito mientras se acomodaba en su lugar. - Hoy es un día soleado, ¡y me siento genial!
- Así es, cada día nos esforzamos para mantener a nuestra personita seguro y protegido. - comentó el melanocito, pigmentando la piel con su melaninita.
- ¡Y yo estoy aquí para ayudar a que no se queme! - dijo el melanocito, orgulloso de su trabajo.
Todos estaban tan ocupados que no se dieron cuenta de que algo extraño se estaba acercando. A lo lejos, una pequeña figura se movía con rapidez. Era nada menos que Propionibacterium Acnes, una bacteria traviesa que acababa de salir de su hogar, un pequeño poro.
- ¡Hola, piel! - gritó Propionibacterium Acnes al llegar a la reunión.
- ¿Quién es este? - preguntó un queratinocito, asustado.
- Soy Propionibacterium Acnes, ¿alguno quiere jugar? - dijo la bacteria con una sonrisa.
- ¡No, no! - exclamó un fibroblasto. - ¡Esto no es un juego! Podemos tener problemas si te acercas demasiado.
- ¿Problemas? Pero yo solo quiero hacer una fiesta de burbujitas.
Los queratinocitos, asustados, se miraron unos a otros.
- ¡No podemos dejar que lo haga! - dijo uno de ellos.
- Pero… - comenzó a decir uno de los melanocitos, sintiéndose curioso.
- ¡Dale, déjenlo! - dijo recién llegado a la conversación.
En ese momento, un grito estremeció a toda la piel. Era un queratinocito que se había resbalado por el exceso de grasa producido por las glándulas sebáceas.
- ¡Ayuda! ¡No puedo más con tanto aceite! - gritó.
- Oh, no! Creo que podría ser una oportunidad para mi fiesta. - dijo Propionibacterium Acnes con picardía.
- ¡Esto no va a terminar bien! - afirmó un fibroblasto.
Decididos a poner un alto al juego de la bacteria, los glándulas se unieron, produciendo un poco de sebo para calmar la situación.
- ¡Propionibacterium Acnes! - gritó una glándula. - Así no se hace. Si quieres vivir en esta piel, debes aprender a cuidar y no causar molestias.
- ¿Cuidar? - preguntó Propionibacterium, un poco confusa.
- Sí, si trabajamos en armonía, podemos vivir todos juntos y hacer que esta piel brille. - dijo un queratinocito con determinación.
Entonces, Propionibacterium Acnes tuvo una brillante idea.
- ¿Y si hacemos una fiesta, pero con burbujas de limpieza?
- ¡Buena idea! - respondió un fibroblasto. - Podemos mezclar tus burbujas con nuestro agua limpiadora y así todos quedamos contentos.
- ¡Sí! - acordaron los queratinocitos.
FIN.