La aventura de la princesa Ana y su ciervo perdido


Había una vez en un lejano reino, una princesa llamada Ana, quien adoraba pasear por el frondoso bosque que rodeaba su castillo.

Ana tenía un fiel compañero, un hermoso ciervo blanco llamado Albo, con quien solía explorar el bosque todos los días. Un día, mientras disfrutaban de su paseo, Ana se distrajo recogiendo flores y cuando levantó la vista, su querido ciervo había desaparecido. Ana, preocupada, empezó a buscar a su amigo por todo el bosque, pero no lograba encontrarlo.

Desesperada, decidió pedir ayuda a los animales del bosque. "¡Por favor, necesito su ayuda! Mi ciervo Albo se ha perdido, ¿alguna de ustedes lo ha visto?" -preguntó la princesa a los animales.

El búho sabio, la ardilla ágil y el zorro astuto se compadecieron de Ana y se ofrecieron a ayudarla. Juntos, recorrieron el bosque, seguían pistas y preguntaban a cada criatura que encontraban, pero no lograban dar con Albo.

Después de mucho buscar, el zorro astuto recordó un lugar al que no habían ido antes, una zona del bosque con un arroyo cristalino y una cueva oculta. Ana y sus amigos se dirigieron hacia allí con esperanza.

Al llegar, encontraron a Albo, quien había estado atrapado en una red de caza. Rápidamente, el zorro astuto cortó la red con sus afiladas garras y liberó al ciervo. Ana abrazó a Albo con alivio y agradeció a sus amigos por su valiosa ayuda.

Desde ese día, Ana aprendió a estar más atenta y Albo nunca volvió a alejarse demasiado del lado de su querida amiga, la princesa Ana.

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