La Aventura de la Princesa Eleanor
Era un día soleado en el reino de La Alegría, y la princesita Eleanor, de apenas 3 años, no podía estar más contenta. Con su vestido rosa y su diadema de flores, decidió que era el día perfecto para jugar con sus amigos del jardín de infantes.
- ¡Hola, amigos! -gritó Eleanor al llegar al jardín.- ¿Quieren jugar a las escondidas?
- ¡Sí! -respondieron todos al unísono. Travis, Liam, Aylene, Parker, Andrés y Adrian se reunieron rápidamente.
La princesita contaba hasta diez mientras sus amigos se escondían. Cuando terminó, salió corriendo a buscarlos.
- ¡Listo o no, allá voy! -exclamó con una risa contagiosa.
Eleanor encontró a Aylene detrás de un árbol y luego a Parker detrás de un arbusto. Pero, al buscar a Travis, Liam y Andrés, se dio cuenta de que había algo más interesante que el juego. En el centro del jardín había un enorme pastel decorado con colores brillantes.
- ¡Miren eso! -gritó Eleanor con emoción.- ¡Un pastel gigante!
- ¡Vamos a comerlo! -dijo Liam, quien ya tenía ganas de probar un trocito.
Pero justo en ese momento, apareció Fefe, el hermanito menor de Eleanor.
- ¡Eleanor! -llamó Fefe, con sus ojos grandes y brillantes.- ¿Podemos jugar en la piscina después de comer?
- ¡Claro que sí! -contestó Eleanor, mirando la sonrisa de su hermanito.- Primero, ¡a probar el pastel!
Los niños se acercaron al pastel y comenzaron a servirse un montón de porciones. Pero de repente, Andrés se dio cuenta de algo.
- ¡Esperen! -gritó Andrés.- ¿Y si el pastel está destinado para una fiesta especial?
- Tienes razón -dijo Aylene, preocupada.
Eleanor miró el pastel con los ojos muy abiertos. No se había dado cuenta de que había un letrero que decía: "Para la fiesta de cumpleaños de la reina Sofía". Todos se sintieron un poco culpables.
- ¡No podemos comernos el pastel! -dijo Travis, rascándose la cabeza.- La reina necesita esto para la fiesta.
- Pero, ¿qué haremos? -preguntó Adrian, sintiéndose triste.
La princesita Eleanor pensó por un momento.
- ¡Ya sé! -exclamó con entusiasmo.- Podemos ayudar a preparar una sorpresa para la mamá de la reina. Si organizamos un juego especial para todos en el castillo, seguro que la reina estará feliz.
Todos los niños se miraron entre sí, y sus rostros se iluminaron con la idea de hacer algo especial.
- ¡Sí! -gritaron juntos.
Entonces, ningun niño tocó el pastel, sino que vuelven a la escuela para hacer un plan. En el salón de clases, comenzaron a crear tarjetas con dibujos para la fiesta de cumpeaños.
- Haremos una búsqueda del tesoro, y el tesoro será el pastel, ¡será perfecto! -dijo Aylene.
Mientras tanto, Fefe jugaba con algunos juguetes y miraba a su hermana con admiración. Se sintió muy orgulloso de ser su hermanito.
Una vez que terminaron las tarjetas, decidieron ir al castillo de la reina. Al llegar, todos juntos tocaron la puerta.
La reina Sofía abrió con una gran sonrisa.
- ¡Hola, pequeños! ¿A qué han venido?
- ¡Reina Sofía! -exclamó Eleanor.- Queremos ayudar a preparar la fiesta de cumpleaños.
La reina, sorprendida por la amabilidad de los niños, sonrió.
- ¡Eso suena maravilloso! -dijo la reina.- ¿Qué tienen en mente?
Eleanor explicó la búsqueda del tesoro, y la reina se unió a la diversión, ayudando a ocultar el pastel y organizando todo.
Así, el día de la fiesta llegó, y los niños condujeron a todos en una emocionante búsqueda del tesoro. Al final, cuando encontraron el pastel, todos se rieron y aplaudieron.
- ¡Felicidades, reina Sofía! -gritaron.
La reina, emocionada, agradeció a cada niño por su participación.
- Gracias a ustedes, esta será la mejor fiesta de cumpleaños de todas -dijo la reina, mientras unió a los niños para cortarle el pastel.
Y así, la Princesa Eleanor, su hermanito Fefe y sus amigos no solo disfrutaron de un delicioso pastel, sino que aprendieron lo importante que es ayudar y trabajar juntos. Además, todos terminaron nadando en la piscina y riendo entre chapoteos.
- ¡Esto fue el mejor día! -dijo Eleanor, abrazando a Fefe.
- ¡Yo quiero más aventuras como esta! -respondió su hermanito con una gran sonrisa, mientras todos los niños reían. Y con eso, empezaron a hacer planes para su próxima aventura, llenos de alegría y amistad.
FIN.