La Aventura de la Professora Carla y el Aprendizaje Universal
Una mañana soleada en el colegio de la calle del Sauce, la profesora Carla caminaba emocionada hacia su primer día de capacitación docente sobre el Diseño Universal de Aprendizaje (DUA). Era un tema que siempre le había interesado, porque creía que cada niño podía aprender de manera diferente. Mientras cruzaba el patio, se encontró con varios alumnos que jugaban. Allí estaba Nico, que siempre tenía muchas ideas, y Valentina, que achicaba los ojos al ver una hoja con palabras.
- “¡Hola, chicos! ¿Qué están haciendo? ” - preguntó Carla.
- “¡Juego al fútbol! ” - gritó Nico, pateando la pelota.
- “Yo estoy jugando a las cartas, pero no entiendo bien las reglas…” - murmuró Valentina, mirando la baraja con preocupación.
La profesora sonrió, recordando su misión.
Mientras Carla llegaba a la capacitación, su corazón latía fuerte.
La sala estaba decorada con coloridos carteles que explicaban el DUA.
- “¡Bienvenidos! Hoy aprenderemos cómo hacer que todos los alumnos aprendan en igualdad de condiciones” - dijo el capacitador, el profesor Hugo.
Los docentes escuchaban atentamente, pero Carla se dio cuenta de que algunos parecían desconectados.
- “¿Cómo podemos hacer que todos participen? ” - preguntó Carla, levantando la mano.
- “¡Eso es lo que estamos aquí para resolver! ” - respondió el profesor Hugo con una sonrisa. A lo largo de la capacitación, Carla tomó notas sobre cómo incorporar diferentes estrategias y recursos. Ella decidió que al volver al aula, implementaría el aprendizaje universal.
Después de la capacitación, Carla volvió a clase entusiasmada.
- “¡Chicos! Hoy vamos a aprender sobre los planetas, pero de formas diferentes.” - anunció.
Nico levantó la mano:
- “¿Podemos jugar un juego? ”
- “¡Claro! Juguemos a ser planetas en un sistema solar gigante”, respondió Carla. Los alumnos se pintaron la cara y tomaron pelotas de colores.
Valentina, que se había sentido un poco fuera de lugar, preguntó tímidamente:
- “¿Podríamos hacer un mural de los planetas? ”
- “¡Me encanta la idea! Hagamos un mural con los que no puedan jugar también”, dijo Carla.
Así, Nico, Valentina y todos los demás se pusieron manos a la obra. Durante la actividad, Carla observó a los chicos participando de las maneras que mejor se adecuaban a ellos.
Con el mural terminado, Valentina sonrió al ver su trabajo.
- “¡Mirá, Carla! ¡El planeta Tierra tiene flores! ”
- “Es perfecto, Valen. Cada planeta es único, como nosotros”, respondió Carla.
Sin embargo, a medio camino, algo inesperado ocurrió. La pelota de fútbol de Nico se salió del aula y rompió un vidrio.
- “¡Ay no! ¡Estoy en problemas! ” - gritó Nico, con miedo.
Pero Carla no se alteró.
- “Chicos, ¿cómo podemos resolver esto juntos? ”
Después de pensar, Valentina propuso:
- “Podríamos hacer un cartel de advertencia para que nadie juegue con la pelota en el aula.”
- “¡Esa es una excelente solución! ” - exclamó Carla.
Así, el aula se llenó de creatividad. Todos participaron, desde los que querían dibujar hasta los que preferían escribir. Al final del día, la profesora Carla se sintió orgullosa.
- “Hoy aprendimos que cada idea cuenta y que juntos podemos hacer que nuestra aula sea un lugar mejor para aprender.” - dijo Carla.
Los alumnos aplaudieron, sabiendo que juntos podían lograr cosas increíbles.
Desde ese día, la profesora Carla se convirtió en un referente de DUA en su escuela, y siempre recordaría aquel primer día en que, a pesar de los giros inesperados, el aprendizaje se transformó en una aventura compartida en la que todos tenían un lugar.
FIN.