La aventura de la Red Maker



Había una vez en una pequeña escuela de Argentina, cinco niños de 9 años que se llamaban Lucía, Mateo, Valentina, Tomás y Sofía. Un día, el profesor les dio una extraña tarea: debían crear algo increíble utilizando solamente las cosas que llevaban en sus mochilas. Los niños se emocionaron y rápidamente comenzaron a pensar en ideas.

Lucía sacó de su mochila un montón de cartones de colores, tijeras y pegamento. Mateo tenía un montón de piezas de Lego, Valentina sacó un libro de cuentos, Tomás mostró una caja llena de pinturas y Sofía tenía una linterna y pilas. Juntos, empezaron a imaginar qué podrían hacer con todo eso. Decidieron construir una máquina que pudiera hacer realidad cualquier deseo que tuvieran.

Uniendo sus materiales, construyeron una estructura de cartón, la decoraron con las piezas de Lego, pintaron botones y dibujaron luces en la linterna. Finalmente, colocaron el libro de cuentos en el centro de la máquina, como si fuera el corazón de todo su invento. Estaban emocionados y ansiosos por probar si funcionaba.

Al encender la máquina, la linterna iluminó el libro y de repente, comenzaron a escuchar un zumbido. La máquina empezó a temblar y brillar con luces de colores. De repente, un portal se abrió frente a ellos y una voz misteriosa les dijo que su máquina había cobrado vida propia y los llevaría a una aventura inolvidable.

Los niños se miraron asombrados, pero emocionados. Decidieron entrar en el portal y, de repente, se encontraron en un mundo mágico lleno de desafíos y sorpresas. Tuvieron que usar toda su creatividad y trabajo en equipo para superar obstáculos, resolver acertijos y ayudar a los habitantes del lugar.

Después de vivir muchas aventuras emocionantes, los niños finalmente regresaron a su escuela. Habían aprendido que trabajar juntos y utilizar su imaginación podía llevarlos a lugares increíbles. El profesor estaba impresionado por lo que habían logrado con solo las cosas de sus mochilas. Los niños entendieron que, a veces, las cosas más extraordinarias pueden surgir de lo más simple y cotidiano.

Desde ese día, la Red Maker se convirtió en el símbolo de la creatividad, la amistad y la aventura para todos los alumnos de la escuela, inspirándolos a crear sus propias historias y aventuras.

FIN.

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