La Aventura de la Sala Verde
Era un hermoso día en el Jardín de Infantes, y la Sala Verde estaba repleta de risas y energía. La profe residente de tecnología, Jesica, había comenzado su residencia con entusiasmo, lista para guiar a sus 21 personitas en una aventura llena de aprendizaje y diversión.
Al entrar al aula, Jesica sonrió al ver a todos sus alumnos. "¡Buenos días, mis pequeños! Hoy vamos a aprender sobre cómo construir cosas. ¿Están listos para ser unos grandes inventores?"-
Los nenes respondieron al unísono. "¡Sííí!"-
La mañana comenzó con una explosión de ideas. Jesica organizó un taller donde cada niño podía crear su propio invento usando materiales reciclados. "¡Vamos a darle vida a nuestras ideas!"- dijo Jesica, mientras les mostraba un montón de cajas, botellas y rollos de papel.
Los chicos se dividieron en grupos y comenzaron a trabajar. Sofía y Lautaro decidieron construir un cohete. "Si le ponemos alas, va a volar mucho más alto"- explicó Sofía con ojos brillantes. "¡Y si lo pintamos de rojo, será el más rápido de todos!"- agregó Lautaro.
Mientras tanto, Valentina y Benjamín se sumergieron en la creación de un tren. "Necesitamos muchos vagones para que se lleve a todos los pasajeros"- pensó Valentina, y Benjamín asintió emocionado.
Jesica los paseó por el aula, viendo cómo se concentraban en sus creaciones. "Es increíble lo que pueden hacer con su imaginación y las cosas que tenemos aquí"- les dijo, mientras los alentaba a seguir creando.
De pronto, María se dio cuenta de que su cajita de cartón había desaparecido. "¡Profe, alguien se llevó mi caja!"- lloró María.
Jesica, con calma, se acercó. "No te preocupes, María. Vamos a hacer una búsqueda del tesoro. Todos ayudamos a encontrarla y si no está aquí, podemos pensar en otra cosa que usar para tu invento"-.
Los nenes se pusieron en acción. Cada uno buscó a su manera, pero no había rastro de la caja. Entonces, Jesica tuvo una idea brillante. "¿Y si usamos la imaginación y creamos una caja mágica? Pueden dibujar la caja que desearían tener y usarla como guía para su invento"-
Todos se entusiasmaron con la idea. "¡Sí!"- gritaron a coro. Rápidamente, sacaron hojas y marcadores, y empezaron a dibujar. La sala se llenó de creatividad y risas. Hasta María se sintió mejor al crear su caja mágica.
Al finalizar la actividad, todos mostraron orgullosos sus inventos y la idea de la caja mágica despertó una gran conversación entre ellos sobre los sueños y lo que les gustaría inventar en el futuro.
"Yo quiero inventar un traje que haga volar a los perros"- dijo Lautaro.
"¡Y yo un robot que haga la tarea por mí!"- añadió Benjamín, lo que arrancó risas a todos.
Jesica se sintió encantada, no solo por haber guiado a los chicos en una experiencia de aprendizaje, sino por ver cómo cada uno había crecido en confianza y creatividad.
Finalmente, Jesu s se despidió de la clase. "Hoy hemos aprendido tanto y nos hemos divertido. Recuerden que cada uno de ustedes es un gran inventor. ¡Nunca dejen de creer en sus ideas!"-
Cuando los nenes salieron, Jesica sintió que había sido la mejor clase del mundo, y que su corazón estaba lleno de alegría por compartir esos momentos únicos con sus 21 personitas en la Sala Verde.
Con una sonrisa, Jesica se preparó para su próxima aventura, lista para otro día de aprendizaje y risas.
FIN.