La Aventura de la Serpiente Gigante en el Parque Botánico



Era un hermoso día en el Parque Botánico de la ciudad de Buenos Aires. Los árboles reverdecían y las flores brillaban bajo el sol. Un grupo de niños, llamados Lucas, Valentina y Mateo, decidió explorar el parque y descubrir sus secretos. Al entrar, escucharon una leyenda que estaba circulando entre los visitantes del parque.

"¿Escucharon lo de la serpiente gigante?" - preguntó Lucas emocionado. "Dicen que vive en el lago del parque y que puede conceder deseos."

"¡Eso suena increíble!" - exclamó Valentina. "¡Deberíamos ir a buscarla!"

"Yo no sé... puede que sea solo un cuento" - dudó Mateo.

A pesar de las dudas de Mateo, los tres amigos se aventuraron hacia el lago. Al llegar, se encontraron con un zorro que estaba tomando agua.

"¡Hola, pequeños exploradores!" - saludó el zorro con una sonrisa. "¿Qué buscan por aquí?"

"Queremos encontrar a la serpiente gigante del que todos hablan," - dijo Valentina. "¿Tú la has visto?"

"No la he visto, pero he escuchado que es muy generosa. Solo aparece ante quienes tienen un corazón valiente y puro."

Los niños se miraron entre sí, decididos a demostrar su valentía. Entonces, de repente, el agua del lago comenzó a agitarse.

"¡Miren!" - gritó Lucas, señalando el lago. "¡Algo viene hacia nosotros!"

En ese instante, emergió del agua una enorme serpiente verde, pero a pesar de su tamaño, su expresión era amable.

"Hola, niños. Soy Serpentina, la serpiente gigante del parque. ¿Por qué han venido hasta aquí?"

"Queremos pedir un deseo, pero no sabemos si es un buen deseo," - dijo Mateo con un poco de miedo.

Serpentina los observó con ojos amables y les hizo una propuesta.

"¿Por qué no me cuentan sus deseos, y yo les ayudaré a comprender qué es lo que realmente necesitan?"

Lucas pensó por un momento y finalmente se atrevió a hablar.

"Me gustaría ser el mejor jugador de fútbol del mundo," - confesó.

"Eso es un gran deseo, Lucas, pero ¿por qué quieres eso?" - preguntó Serpentina.

"Porque quiero ser famoso y tener un montón de amigos," - respondió Lucas.

Serpentina sonrió con comprensión.

"La fama no siempre lleva a la felicidad. ¿Y si en lugar de buscar ser el mejor, te concentras en disfrutar el juego y ser un buen compañero?"

Lucas reflexionó y asintió.

Valentina realizó su turno:

"Yo deseo que los árboles del parque nunca se mueran, así siempre tendríamos un lugar para jugar y disfrutar."

"Eso es maravilloso, pero recuerda que los árboles también necesitan cuidado. ¿Qué podrías hacer para ayudar a mantener el parque saludable?" - respondió Serpentina.

Valentina pensó un momento y dijo:

"¡Podríamos organizar una campaña de limpieza con nuestros amigos!"

Mateo, aún algo nervioso, finalmente se animó a compartir su deseo:

"Yo quiero ser un inventor famoso para crear cosas que ayuden a las personas."

"Eso suena muy valioso, Mateo. Sin embargo, lo importante no es solo ser famoso, sino cómo tus inventos pueden mejorar la vida de quienes te rodean. ¿Por qué no empiezas a inventar cosas simples en casa para practicar antes de pensar en la fama?"

Los niños se miraron entre sí, comprendiendo que sus deseos eran más complicados de lo que pensaban.

"Gracias, Serpentina. Nos has hecho entender que nuestros deseos pueden ser herramientas para hacer el bien, en vez de solo pensar en nosotros mismos," - dijo Lucas, sintiéndose aliviado.

"Sí, y podemos ser diferentes a través de acciones concretas, no solo de deseos," - se unió Valentina.

Serpentina sonrió aún más, sabiendo que había dejado una huella en sus corazones.

"Recuerden, pequeños, cada uno puede hacer una gran diferencia. Con amor y dedicación, pueden lograr cosas increíbles, no solo para ustedes, sino también para los demás y el mundo que los rodea."

Los niños sonrieron, gritaron de alegría y se despidieron de Serpentina, prometiendo usar sus deseos para el bien. Al salir del parque, planearon iniciar la limpieza del área y compartir su experiencia con otros niños.

Así, el Parque Botánico no solo se convirtió en un lugar más hermoso, sino que también los amigos aprendieron la valiosa lección de que los verdaderos deseos nacen del corazón y se manifiestan en acciones.

A partir de ese día, el parque nunca volvió a ser solo un lugar de diversión. Se convirtió en un sitio donde la amistad, la colaboración y la naturaleza eran las verdaderas estrellas.

Y la leyenda de la serpiente gigante se volvió más fuerte, inspirando a otros a cuidar no solo del parque, sino también de su comunidad.

Y así, la aventura de Lucas, Valentina y Mateo se convirtió en la historia más contada del Parque Botánico, un cuento que enseñaba a todos sobre los verdaderos deseos y la importancia de dar. Y colorín colorado, este cuento ha encantado.

FIN.

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