La Aventura de la Tía y el Bebé



Había una vez un bebé llamado Lucas que acaba de nacer. Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires y todo el mundo estaba emocionado por su llegada. Su tía, María, que vivía en un pueblo cercano, no veía la hora de conocerlo. María era una mujer divertida y llena de alegría, y siempre había soñado con tener una relación especial con su sobrino.

Un día, decidió que era el momento de ir a la ciudad. Así que, muy temprano por la mañana, se puso su mejor vestido, se preparó un rico desayuno y salió de su casa con una sonrisa.

Mientras tanto, en la casa de Lucas, su mamá lo acurrucaba en sus brazos. Lucas, con sus grandes ojos curiosos, miraba todo con admiración. Aunque era un recién nacido, parecía comprender que algo emocionante iba a suceder.

Cuando María llegó, la emoción la desbordaba. Al entrar en la casa, corrió hacia su hermana, la mamá de Lucas.

"¡Hola, hermana! No puedo creer que finalmente estoy aquí. ¡Quiero conocer a mi sobrino!"

"¡María! ¡Qué alegría verte! Lucas está muy emocionado de conocerte también," respondió su hermana sonriendo.

María se acercó al cuna donde estaba Lucas. Con mucha ternura, lo miró y dijo:

"¡Hola, pequeño! Soy tu tía María. ¡Eres más lindo de lo que imaginaba!"

Lucas le sonrió, o al menos eso creyó María, y la conexión fue instantánea. Pero tan pronto como intentó levantarlo, el bebé empezó a lloriquear.

"Oh, no. ¿Qué te pasa, Lucas?" dijo María un poco preocupada.

Su hermana le explicó que a veces los bebés lloran sin razón, pero que María podía intentar calmarlo.

"Tal vez le gustaría escuchar una canción. Siempre le canto una cuando se pone así," sugirió su mamá.

María, con una chispa de idea, comenzó a cantar una canción alegre sobre una mariposa que volaba por el jardín.

"Mariposa, mariposa, vuela por el cielo…"

A medida que avanzaba la canción, Lucas se fue calmando, sus ojos brillaban de curiosidad y quizás entendimiento. Cuando terminó la canción, Lucas dejó escapar una pequeña risita.

"¡Eso es! ¡Le gustó!" exclamó María emocionada.

Sintiéndose más confiada, decidió que cada vez que venga a visitar a Lucas, le cantaría una nueva canción.

Pero al poco rato, escucharon un ruido extraño fuera de la casa. María miró por la ventana y vio a un grupo de chicos que jugaban a la pelota, pero uno de ellos, Felipe, había caído.

"Oh, parece que alguien necesita ayuda," dijo María.

"Pero… Lucas está muy pequeño, no puedes dejarlo solo," respondió su hermana con preocupación.

"No lo dejaré solo. Haré una rápida visita. Sabes que siempre les enseño a los chicos a ser amables y a cuidarse entre sí. Dejaré mi celular aquí, solo un minuto. ¡Ya vuelvo!"

María salió y corrió hacia Felipe.

"¡Felipe! ¿Estás bien?"

Dijo mientras se acercaba a él.

"Me caí y me duele un poco la rodilla," respondió Felipe con lágrimas en los ojos.

"No te preocupes, ven, voy a ayudarte a levantarte. Y después, te puedo enseñar cómo caer de una manera que no te haga doler tanto. ¿Qué te parece?"

"Sí, ¡espero que me ayude!" dijo Felipe mientras María lo ayudaba a levantarse.

María trató de hacer que Felipe se sintiera mejor y le explicó la importancia de cuidarse y sí mismo y a los demás. Ella le dijo que era fundamental jugar con cuidado y mirar hacia donde uno va.

De repente, escucharon que Lucas comenzó a llorar nuevamente.

"¡Oh, no! Debo volver con Lucas, ¡aún no puedo dejarlo solo!" dijo María rápidamente.

Corrió de vuelta y al llegar, encontró al bebé llorando.

"¡Lo siento, pequeño! Aquí estoy, no te dejaré solo de nuevo," prometió María, levantando a Lucas con cuidado.

"¡Hola, Lucas! Todo está bien, estoy aquí. Aprendí algo importante hoy. Ayudar a los demás es genial, pero nunca podemos olvidar cuidar a quienes amamos."

Al final del día, María no solo había conocido a su sobrino, sino que también había recordado la importancia de estar presente y cuidar el uno del otro, tanto en la familia como entre amigos.

Desde entonces, cada vez que María visitaba a Lucas, siempre le traía una nueva canción y un corazón lleno de amor y cuidado por todos a su alrededor.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!