La Aventura de la Tierra Creciente
En un pequeño país llamado Tierra Creciente, vivían tres amigos: Lila, una ardilla soñadora, Sebastián, un curioso zorro y Tomás, un fuerte y leal oso. Tierra Creciente era un lugar donde todos los animales debían trabajar duro para conseguir sus frutos, pero algo no estaba bien. Los árboles frutales ya no daban la misma cantidad de fruta, y los ríos, antes abundantes, eran cada vez menos caudalosos.
Un día, Lila tuvo una idea: '-¡Vamos a investigar por qué nuestra tierra está cambiando! ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados! -'
Sebastián, siempre ansioso por aventuras, aplaudió: '-¡Eso suena genial! ¡Contemos al resto de los animales y formemos un equipo! -'
Tomás, el más sensato de los tres, añadió: '-Pero debemos hacerlo de manera justa, todos los animales deben participar para encontrar la solución. No podemos solo pensar en nosotros mismos.'-
Así, los amigos organizaron una reunión en el bosque. Todos los animales llegaron: desde las mariposas hasta los ciervos. Lila se subió a una piedra y dijo: '-Queridos amigos, nuestra Tierra Creciente está cambiando. Necesitamos unirnos para descubrir por qué y ayudar a nuestro hogar.-'
Las voces se alzaron:
'-¿Por qué debería preocuparme? ¡Yo tengo mi propio alimento! -', protestó una tortuga.
'-¡Sí! ¡Yo tengo todo lo que necesito!'-, exclamó un pájaro.
Tomás interrumpió: '-Si no trabajamos juntos, pronto, ningún alimento será suficiente. Esto nos afecta a todos. También a las generaciones futuras.'-
Finalmente, los animales concordaron en que la situación era preocupante y decidieron unir fuerzas. Se dividieron en grupos para explorar diferentes áreas de la Tierra Creciente. Lila se aventuró hacia el río, Sebastián corrió hacia los árboles frutales, y Tomás se dirigió a observar los campos..
Lila, al llegar al río, se encontró con un pez que parecía cansado.
'-¿Qué te pasa, Pez? -' preguntó con preocupación.
'-El agua está contaminada, pequeña ardilla. No hay suficientes árboles para cuidar de los ríos, y los humanos arrojan basura. Ellos no comprenden que todo está conectado.-'
'-Debemos contarles a los demás!'-, exclamó Lila.
Mientras tanto, Sebastián descubrió que los árboles estaban siendo talados por un grupo de leones, quienes pensaban que podían hacerse ricos vendiendo la madera. '-¡Eh, leones! ¿Qué hace falta para que paren? -'
Los leones respondieron: '-¡Estamos buscando dinero! ¡Esto es solo un negocio! -'
Sebastián recordó las palabras de Tomás y les gritó: '-¡Pero si sacan los árboles, no habrá más frutas para nadie! ¡Esto no se trata solo de ustedes! -'
Tomás, por su parte, se encontró con un campo seco. Un viejo búho le explicó: '-La tierra se ha vuelto árida por la falta de cuidado. Necesitamos regarla y darle descanso, pero los animales quieren aprovecharla sin pensar en el futuro.-'
Tomás entendió que había un patrón: los animales estaban pensando solo en ellos mismos y no en el bienestar de todos. Regresó al grupo y reunió a todos.
'-Amigos, hemos encontrado las respuestas. Necesitamos cuidar nuestro hogar, y eso significa pensar en todos. Si no lo hacemos, Tierra Creciente no será más que un recuerdo.-'
Entonces, los animales comenzaron a conversar sobre cómo podían trabajar juntos. Decidieron enseñar a los leones sobre la importancia de los árboles y organizar jornadas de limpieza.
Al final, los animales de Tierra Creciente, unidos y decididos, llevaron a cabo su misión. Con el tiempo, los ríos volvieron a llenarse de agua y los árboles trajeron frutos abundantes nuevamente.
Las lecciones aprendidas fueron valiosas: la unión hace la fuerza y hay que cuidar del bien común.
Lila, Sebastián y Tomás se miraron y sonrieron, sabiendo que su aventura había comenzado por una simple decisión de colaborar, y juntos lograron cambiar el rumbo de la Tierra Creciente para siempre.
- ¡Siempre juntos! - gritaron todos, felices.
Y así, los animales vivieron en armonía, cuidando de su tierra y respirando el aire puro que volvían a tener.
Desde entonces, crecieron muchos árboles y nacieron más ríos, y Tierra Creciente se convirtió en un lugar donde todos pensaban en los demás, asegurándose de que las futuras generaciones pudieran vivir felices en su hogar.
FIN.