La Aventura de la Verdulería Pollitos



Era un hermoso día en la Sala Azul del Jardín de Infantes. Los niños estaban muy emocionados porque su maestra, la señorita Ana, había planeado una visita a la verdulería "Señor de Santiago". Todos los pequeños esperaban ansiosos para explorar y aprender sobre frutas y verduras.

Cuando llegaron a la verdulería, el señor Santiago, un hombre de sonrisa amplia y manos algo ajadas por el trabajo, los recibió con entusiasmo.

"¡Hola, chicos! Bienvenidos a mi verdulería. Aquí tenemos frutas y verduras frescas, ¡y son muy importantes para nuestra salud!" - les dijo mientras mostraba un colorido arco de manzanas, peras y naranjas.

Los niños estaban fascinados.

"Señor Santiago, ¿por qué son tan importantes las frutas y verduras?" - preguntó una niña llamada Sol.

"Porque nos ayudan a crecer fuertes y sanos, y además son deliciosas. Cada color tiene sus propias vitaminas. Por ejemplo, las naranjas son ricas en vitamina C, ¡ideal para que no nos resfriemos!" - respondió, mientras un niño llamado Mateo sacaba una naranja del frutero y la olfateaba con curiosidad.

Al recorrer la tienda, aprendieron sobre las diferentes verduras y sus beneficios. El señor Santiago los dejó probar algunos productos mientras les contaba historias divertidas y sorprendentes sobre cada uno.

"¿Sabían que las zanahorias son buenas para la vista?" - dijo mientras concentraba su mirada en un enorme montón de zanahorias.

"¡Sí! Y por eso Bugs Bunny siempre las come!" - rió Lila, imitando al famoso conejo.

Con cada respuesta, los niños se sentían más inspirados. Pero al final de la visita, Mateo tuvo una idea brillante:

"¿Y si nosotros creamos nuestra propia verdulería?" - exclamó entusiasmado.

Todos los compañeros comenzaron a gritar al mismo tiempo:

"¡Sí! ¡Verdulería Pollitos!" - enloquecieron.

Así, la señorita Ana les propuso hacer un proyecto para crear la Verdulería Pollitos. Como primer paso, decidieron dibujar un gran cartel que decía: 'Verdulería Pollitos - Las Mejores Frutas y Verduras'.

"Vamos a necesitar un montón de frutas y verduras para poner en nuestra verdulería", dijo Lila.

"Y lo más importante, ¡necesitamos un nombre especial para nuestros productos!" - añadió Mateo.

Los niños se pusieron a brainstorming, de modo que mientras escribían, empezaron a inventar nombres divertidos.

"¿Qué les parece el tomate enojado?" - sugirió uno.

"¡O la lechuga feliz!" - dijo otro.

La creatividad fluyó y pronto estaban todos llenos de ideas. Pero había un pequeño problema: no sabían cómo conseguir las frutas y verduras. Entonces, el lunes siguiente, decidieron volver a la verdulería del señor Santiago para pedirle ayuda.

"Hola, Señor Santiago. Vinimos a pedirte ayuda. Queremos abrir nuestra propia verdulería, ¿podrías darnos algunos consejos?" - dijeron los niños juntos.

El señor Santiago sonrió ampliamente:

"¡Claro que sí! Primero, deberán saber cómo cuidar las plantas y cultivarlas. Pueden tener su propio pequeño huerto en el jardín del jardín de infantes. Te cuento que puedo traerles algunas semillas para que empiecen."

Los pequeños saltaron de alegría.

"¡Gracias, señor Santiago!" - gritaron al unísono.

Así, comenzaron a sembrar, regar y cuidar sus pequeñas plantas. Aprendieron sobre la importancia de la paciencia y los cuidados. Cada día, después de sus actividades en la sala azul, iban al huerto a ver sus plantitas.

Pasaron los días y comenzaron a ver los primeros frutos. Berenjenas, tomates y lechugas estaban creciendo. De repente, una mañana, Lila gritó:

"¡Miren, miren! ¡Ya hay tomates!" - y todos se unieron a su celebración.

Finalmente, llegó el día de la gran apertura. Colocaron el cartelito en la entrada del jardín: "Verdulería Pollitos - Las Mejores Frutas y Verduras". Los padres, amigos y otros niños del jardín llegaron emocionados a ver el nuevo emprendimiento.

El señor Santiago fue a visitarlos y se sonrió al ver cómo sus pequeños aprendices habían hecho realidad su sueño.

"Solo un consejo, siempre que usen su creatividad y trabajen juntos, ¡pueden lograr cualquier cosa!" - les dijo.

Desde ese día, la Verdulería Pollitos se convirtió en un lugar donde todos los niños aprendieron sobre el cuidado del medio ambiente y la importancia de comer frutas y verduras, pero más importante aún, cómo trabajar en equipo y hacer realidad sus sueños. Y así, el espíritu de la Verdulería Pollitos se mantuvo vivo, floreciendo en cada rincón del jardín de infantes, sembrando semillas de amistad y creatividad en los corazones de los niños.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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