La Aventura de la Vicuna y la Niña



Había una vez una vicuña llamada Vicky que vivía en las altas montañas de los Andes. Ella era curiosa y soñadora, pasaba sus días brincando entre las rocas y mirando las nubes pasar. Un día, mientras exploraba un nuevo terreno, Vicky escuchó la risa de una niña.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Vicky, asomándose detrás de una roca.

"¡Hola! Soy Sofía, la niña del pueblo. ¿Te gustaría jugar conmigo?" - respondió una niña de ojos brillantes, que lucía un vestido blanco con flores.

Vicky, entusiasmada, salió de su escondite y se acercó.

"¡Hola, Sofía! Claro que me encantaría jugar, pero no sé a qué jugamos. No tengo experiencia como una niña."

"No te preocupes, yo te enseñaré. ¿Sabías que en el pueblo hay una fiesta y plantamos flores para decorarlo? ¡Podríamos hacerlo juntas!" - sugirió Sofía.

La vicuña, emocionada, aceptó la propuesta. Juntas bajaron a la aldea. Cuando llegaron, Sofía presentó a Vicky a sus amigos, quienes al principio se quedaron sorprendidos de ver a una vicuña tan amigable.

"Miren a nuestra nueva amiga", exclamó Sofía. "¡Vicky es divertida y viene a ayudarnos!"

Los niños no tardaron en perder el miedo y se unieron a Vicky y Sofía.

Al día siguiente, mientras estaban plantando flores en la plaza del pueblo, Vicky notó que algunos niños estaban preocupados.

"¿Qué pasa?" - preguntó Vicky.

"Es que no tenemos suficiente tierra para nuestras flores, y la fiesta está a punto de empezar", respondió uno de los niños.

Vicky recordó que en las montañas había un lugar donde crecía mucha tierra fértil y decidió que debían ir a buscarla.

"¡Podemos encontrar tierra! Yo sé cómo llegar allí. ¡Se los puedo mostrar!" - dijo Vicky.

Sofía y los otros niños se emocionaron!"¡Vamos!" - gritaron todos.

Y así, con Vicky liderando el camino, partieron hacia las montañas. En el camino, se encontraron con un río que estaba desbordado.

"No podemos cruzar, el agua es muy fuerte!" - gritó uno de los niños.

"Déjenme intentar!" - dijo Vicky. Ella encontró una manera de cruzar con cuidado, y siguiendo su ejemplo, los demás niños saltaron de piedra en piedra.

Finalmente, llegaron a la parte superior de la montaña, donde encontraron la tierra fértil.

"¡Miren qué hermosa es!" - exclamó Sofía.

Mientras recogían la tierra, notaron un pequeño arbusto que parecía estar solo.

"Debemos llevarlo al pueblo también. Tal vez crezca y coloren nuestra fiesta!" - sugirió Vicky.

Después de recoger la tierra y el arbusto, regresaron a la aldea donde todos celebraron con un gran banquete.

Había risas, canciones y un ambiente festivo. Los niños plantaron las flores y también el pequeño arbusto que había traído Vicky.

"¡Gracias, Vicky! Sin vos no lo hubiéramos logrado!" - dijo uno de los niños.

"Me alegra haber ayudado. Este es el mejor día de mi vida!" - respondió Vicky, sintiéndose muy feliz.

Desde ese día, Vicky y Sofía se convirtieron en mejores amigas, y la vicuña visitaba el pueblo cada vez que había una fiesta. Aprendieron juntas sobre la importancia de trabajar en equipo y compartir. Cada vez que alguien veía a Vicky, recordaban que trabajar juntos los llevaba a lograr grandes cosas, pero además, hizo que la amistad entre una vicuña y una niña floreciera como las flores que habían sembrado.

Y así, la vicuña y la niña vivieron muchas aventuras y los habitantes del pueblo nunca olvidaron el gran día que transformó su relación con la naturaleza y con cada uno de ellos.

FIN.

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