La Aventura de las Figuras Geométricas
Una vez en un colorido jardín, vivían unas figuras geométricas que eran muy amigables. Había un triángulo llamado Tino, un cuadrado llamado Cuqui, un círculo que se llamaba Ciri, y un rectángulo que respondía al nombre de Reti. Eran los mejores amigos y disfrutaban de todas las maravillas que les ofrecía su entorno.
Un día, mientras jugaban en el parque de formas, Tino exclamó: "¡Chicos, miren! ¡Hay un nuevo amigo en el jardín!" Todos se giraron hacia donde apuntaba Tino y vieron a una figura extraña y triste. "Hola, soy el pentágono Penta, pero no tengo amigos. Nadie quiere jugar conmigo porque no encajo bien en ningún lado", dijo con voz apagada.
Ciri, siempre optimista, lo animó: "¡No te preocupes, Penta! Todos tenemos algo especial y único que ofrecer!"
Cuqui, que era muy ordenado, pensó en cómo ayudar a Penta a sentirse mejor. "¿Qué te parece si hacemos una fiesta de figuras geométricas? Así puedes invitar a todos y mostrarles lo genial que sos!"
Penta se iluminó al escuchar la idea. "¡Eso suena increíble! Pero, ¿qué puedo hacer en la fiesta? No tengo una forma como ustedes..."
Reti, que siempre había querido crear algo grandioso, sugirió: "¡Podrías hacer una linda bandera de cinco colores! Y así darle la bienvenida a todos. ¡Tus lados son perfectos para eso!"
Emocionado, Penta comenzó a trabajar en la bandera. Mientras tanto, Tino, Ciri, Cuqui y Reti organizaron juegos divertidos, como carreras de figuras y una búsqueda del tesoro de formas.
El gran día llegó y el jardín se llenó de colores. Todos los amigos de figuras geométricas se reunieron para la fiesta. "¡Qué bien que se ven sus banderas!" dijo Tino, señalando las decoraciones.
Penta, quien estaba nervioso, se acercó a los demás. "Hola a todos, soy Penta y les traigo esta bandera que hice. Espero que les guste!"
Las otras figuras aplaudieron con entusiasmo. "¡Es hermosa!", gritaron.
Cuqui entonces propuso: "Vamos a decorar el parque con tus banderas y jugar juntos. ¡Hoy todos somos amigos sin importar la forma!"
Así fue como Penta se unió al grupo, y juntos pasaron un día mágico entre risas y juegos. Descubrieron que todas las figuras tenían talentos y formas que podían complementarse.
Al final del día, Ciri dijo: "Vieron, Penta, no importa si nuestra forma es diferente, lo importante es la amistad y la creatividad. ¡Cada uno tiene algo que aportar!"
De esa forma, Penta se sintió acogido y feliz, y comprendió que, aunque no era igual a los demás, su singularidad era lo que lo hacía especial.
Así, todos juntos celebraron su diversidad y se prometieron que, siempre que alguien nuevo llegara al jardín, lo recibirían con los brazos abiertos.
FIN.