La Aventura de las Frutas Valientes



En un pequeño pueblo llamado Colorín, se encontraba un mercado lleno de frutas y verduras frescas. Allí, entre las coloridas mercancías, había un grupo de frutas que soñaban con pasar una gran aventura. La manzana, la banana y la naranja eran las mejores amigas, y siempre hablaban sobre lo que harían si algún día pudieran salir del mercado.

-Un día seremos las frutas más valientes del mundo-dijo la manzana, brillando de emoción.

-Yo quiero viajar a lugares lejanos y ver cosas increíbles- agregó la banana, moviendo sus hojas con entusiasmo.

-Yo quiero ser parte de una gran fiesta- exclamó la naranja, imaginando la diversión.

Un buen día, el viento sopló con fuerza y, de repente, una enorme puerta del mercado se abrió. Las frutas vieron su oportunidad.

-¡Es nuestra chance! -gritó la manzana. -¡Vamos a explorar el mundo!

Las tres amigas saltaron del carrito donde estaban y se escaparon del mercado. Al principio todo era asombroso. El sol brillaba, los pájaros cantaban y el aire estaba lleno de aromas deliciosos.

-Pero, ¿y si nos perdemos? -preguntó la naranja, que de repente se puso un poco nerviosa.

-¡No te preocupes! -dijo la banana. -Si seguimos este camino, seguramente encontraremos algo interesante.

Mientras caminaban, se toparon con un grupo de frutas que estaban haciendo una fiesta. Había fresas, uvas y hasta un melón bailón.

-¡Hola, frutas! ¿Qué celebran? -preguntó la manzana.

-¡Es una fiesta de frutas valientes! -respondió una fresa sonriendo. -Venid a divertirnos, pero primero deben ayudarnos a recoger los globos que volaron por todas partes.

-¡Sí! -gritaron al unísono la banana y la naranja.

Sin dudarlo, se unieron a la búsqueda de globos. Pero, al intentar atrapar uno de ellos, la naranja se dio cuenta de que había un gran perrito negro que estaba jugando con los globos.

-Miren, el perrito se está divirtiendo con ellos. Tal vez debamos invitarlo a la fiesta -sugirió la naranja.

-¡Gran idea! -respondió la banana. -Vamos a hacerlo.

Con valentía, subieron al perrito.

-Hola, perrito. ¿Te gustaría venir a nuestra fiesta de frutas? -le preguntó la manzana mientras acariciaba su cabeza.

El perrito ladró y movió su cola con alegría.

-¡Sí! ¡Me encantaría! -respondió el perrito alegremente.

Juntos, todas las frutas y el perrito corrieron hacia el lugar de la fiesta. Era un lugar lleno de música, bailes y juegos. Cuando llegaron, todas las frutas aplaudieron en señal de bienvenida.

-¿Nos dejan entrar? -preguntó la naranja un poco tímida.

-¡Claro que sí! -gritó el melón. -¡Bienvenidos todos!

Las frutas empezaron a bailar, a jugar y, sobre todo, a divertirse. Se hicieron muchos amigos y compartieron historias de valentía. La manzana fue la que habló sobre el paseo del mercado, mientras que la banana hizo reír a todos con sus ocurrencias. La naranja no se quedó atrás e invitó a todos a jugar a la pelota.

Pero en medio de la fiesta, las frutas se dieron cuenta de que había un problema.

-¿Y los globos? -preguntó la fresa alarmada. -Si el viento nos lleva los globos, no tendremos fiesta.

-¡No! -gritaron las frutas de forma unánime.

Entonces, el perrito, que se había estado divirtiendo mucho, tuvo una idea.

-Y si nos ayudamos todos juntos para atraparlos. ¡Seremos un gran equipo! -propuso el perrito.

Las frutas unieron sus manos, en forma de círculo, y comenzaron a jugar y a correr para atrapar los globos, mientras el perrito corría emocionado. Al final, juntos lograron recoger todos los globos y la fiesta continuó aún más feliz.

Después de horas de risa y juego, llegó el momento de despedirse. Las frutas y el perrito estaban cansados pero tenían el corazón lleno de alegría.

-Gracias por esta increíble fiesta -dijo la manzana.

-¡Esperamos volver a vernos pronto! -agregó la banana.

-¡Es una promesa! -dijo el perrito emocionado.

De regreso al mercado, las frutas se dieron cuenta de que la aventura no era solo salir, sino también hacer amigos y trabajar en equipo.

-Y así, cada vez que una fruta nueva llegaba al mercado, era la manzana, la banana y la naranja quienes compartían su historia, inspirando a todos a salir, explorar y ser valientes, reafirmando que lo importante no es solo la aventura, sino lo que aprendemos y compartimos en el camino.

FIN.

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