La Aventura de las Frutas y Verduras



Había una vez en un colorido jardín, un grupo de frutas y verduras que vivían en armonía. Entre ellas, se encontraban la alegre manzana, la simpática zanahoria, la dulce fresa y el vivaz brócoli. Todos los días, se reunían para jugar y compartir historias, pero había algo que siempre les preocupaba: el misterioso antojo de la Chica Dulce, un personaje que nunca se alejaba de las golosinas.

Un día, la manzana decidió que era hora de ayudar a la Chica Dulce a conocer el valor de comer sano. "¡Vamos a buscarla!"- propuso la manzana entusiasmada. "¡Sí!"- respondió la zanahoria, brincando de emoción.

Así, juntos partieron en su aventura. Al llegar a la casa de la Chica Dulce, la encontraron rodeada de caramelos y chocolates. "Hola, Chica Dulce!"- dijo la fresa con su voz suave. "¿Te gustaría jugar con nosotros?"-

La Chica Dulce miró a los lados, dudando entre sus golosinas y la invitación de sus nuevos amigos. "Pero yo…"- comenzó a decir, "amo las golosinas. Son tan ricas y siempre me hacen feliz!"-

Brócoli, que era muy sabio, decidió intervenir. "Entendemos que te gustan las golosinas, pero también hay cosas igual de ricas y mucho más saludables. ¡Te mostramos!"-

Los amigos le propusieron un juego: un concurso de sabores. "Vamos a ver quién puede hacer la mejor combinación de sabores saludables. Ganarás un delicioso premio en frutas y verduras!"- dijo la zanahoria, emocionada.

La Chica Dulce se rió. "¡Eso suena divertido! Pero…"-

"¿Pero qué?"- preguntó la manzana, curiosa.

"No sé si puedo hacer eso, no estoy tan segura de que me gusten las frutas y verduras. Solo los dulces y salados son ricos para mí!"- dijo la Chica, con una mueca.

"Vamos a intentarlo! Si no te gusta, siempre puedes volver a tus golosinas. Pero estoy segura que te sorprenderás!"- dijo la fresa llena de entusiasmo.

La Chica Dulce, a regañadientes, aceptó. Comenzaron a mezclar diferentes sabores: rodajas de manzana con un toque de miel, bastones de zanahoria con hummus, y por último, brotes de brócoli con un chorrito de limón.

"¡Esto es más divertido de lo que pensé!"- exclamó la Chica Dulce mientras probaba cada plato que sus nuevos amigos le ofrecían. A medida que pasaba el tiempo, comenzó a disfrutar y a notar cómo cada bocado la hacía sentir ligera y llena de energía.

Finalmente, cuando el concurso finalizó, la Chica Dulce gritó: "¡No puedo creer lo mucho que me gustó! Todo esto es riquísimo!"-

En ese momento, las frutas y verduras se miraron entre sí con gran alegría.

"¡Ves! No era tan difícil!"- dijo el brócoli mientras bailaba de felicidad.

"Si quieres, podemos hacer esto a menudo. Puedes aprender a hacer platos saludables y divertidos"- ofreció la zanahoria, guiñándole un ojo.

La Chica Dulce, ahora sonriente y llena de energía, les respondió: "¡Claro que sí! Gracias por ayudarme a descubrir el mundo de las frutas y verduras. Me siento feliz y llena de energía en lugar de cansada como antes. ¡Podemos hacer un torneo de recetas saludables cada semana!"-

Y así, la Chica Dulce se convirtió en una gran aliada de las frutas y verduras, aprendiendo a hacer comidas deliciosas y mostrando a sus amigos la maravilla de alimentarse sanamente. Desde aquel día, nunca volvió a ser la misma, y síguete sintiendo alegre, saludable y con mucha energía!

Los amigos del jardín vivieron felices, sabiendo que, junto a la Chica Dulce, habían sembrado la semilla de la alimentación saludable, misma que creció junto con ellos en cada juego y en cada comida compartida. Y así, la historia de la Chica Dulce se extendió, inspirando a muchos más a unirse a la aventura del sabor saludable.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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