La Aventura de las Letras Mágicas


Había una vez en un lejano bosque, un grupo de animales muy especiales. Estos animales tenían nombres que empezaban con la letra —"ch" .

Había una chita llamada Chispa, un chimpancé llamado Chacho, una chinchilla llamada Chiqui, un choique llamado Charly y una chiruza llamada Chabela. Un día soleado, los cinco amigos se reunieron bajo un árbol para hablar sobre lo emocionante que sería aprender a escribir sus nombres. Todos estaban muy entusiasmados y dispuestos a ayudarse mutuamente.

Chispa fue la primera en tomar la palabra: "-Chicos, quiero aprender a escribir mi nombre porque quiero dejar mensajes secretos por todo el bosque.

¿Alguien me puede enseñar?"Todos asintieron con la cabeza y decidieron ayudar a su amiga chita. Juntos comenzaron a decir las sílabas de su nombre: "Cha - chi - cha". Repitieron las sílabas varias veces hasta que Chispa pudo recordarlas fácilmente.

Después de practicar durante horas, finalmente Chispa logró escribir su nombre en el tronco del árbol utilizando ramitas y hojas secas. Todos aplaudieron emocionados por su logro. Emocionado por el éxito de Chispa, Chacho el chimpancé decidió que también quería aprender a escribir su nombre.

"-Yo también quiero dejar mensajes secretos", dijo mientras se rascaba la cabeza pensativo. Los demás animales sonrieron y comenzaron a decir las sílabas del nombre de Chacho: "Cho - cho - che". Una vez más repitieron las sílabas hasta que él pudo recordarlas correctamente.

Con gran determinación, Chacho agarró una rama y comenzó a escribir su nombre en la tierra. Aunque le costaba un poco más que a Chispa, finalmente logró hacerlo y todos celebraron su éxito.

Luego fue el turno de Chiqui, la chinchilla. Ella era muy pequeña pero estaba decidida a aprender a escribir su nombre. Los demás animales se acercaron y comenzaron a decir las sílabas: "Chi - chi - lla".

Chiqui practicó durante mucho tiempo hasta que pudo escribir su nombre en una hoja con tinta de mora. Estaba tan emocionada que dio saltitos de alegría mientras los demás animales aplaudían emocionados.

Charly, el choique, también quería unirse a la diversión y aprender a escribir su nombre. Los otros animales lo alentaron y dijeron las sílabas: "Cho - ique".

A pesar de sus patas largas y torpes, Charly no se rindió y siguió intentándolo hasta que finalmente pudo escribir su nombre en la arena utilizando sus patitas. Por último, llegó el turno de Chabela, la chiruza. Ella era muy tímida y tenía miedo de equivocarse al escribir su nombre. Pero con el apoyo de sus amigos, ganó confianza.

Los animales le dijeron las sílabas: "Chi- ru - za" varias veces hasta que ella pudo memorizarlas correctamente. Luego, con mucha concentración, Chabela tomó una pluma y comenzó a trazar las letras en una hoja.

Cuando terminaron todos los nombres estaban escritos en diferentes lugares del bosque. Los animales se sentían orgullosos de sí mismos y felices por haber aprendido algo nuevo. Desde ese día, los amigos continuaron practicando la escritura y ayudándose mutuamente.

Juntos descubrieron que aprender cosas nuevas era emocionante y divertido. Y así, con el poder de la letra —"ch"  y su amistad inquebrantable, Chispa, Chacho, Chiqui, Charly y Chabela siguieron explorando el mundo con entusiasmo y alegría.

Cada vez que encontraban una nueva palabra con esa letra especial, se detenían a pronunciarla juntos y celebrar sus logros.

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