La Aventura de las Palabras Perdidas



Era un día soleado en la I.E. Gigantes del Cenepa, donde la docente Romy esperaba con entusiasmo a sus alumnos de 3ero A. El aula estaba decorada con dibujos coloridos y posters de palabras que habían aprendido durante el año. Sin embargo, había un misterio en el aire: ¡las palabras habían desaparecido!

Romy, siempre creativa, decidió que era el momento perfecto para enseñarles sobre la importancia de las palabras en nuestra vida.

"¡Buenos días, chicos! ¿Se dieron cuenta de que hoy se ve todo raro?" - dijo Romy mientras observaba a sus alumnos mirar a su alrededor, confundidos.

"¿Qué pasó, señorita Romy?" - preguntó Mica, una de sus alumnas más curiosas.

"No sé, pero creo que necesitamos una aventura. Hoy, vamos a buscar nuestras palabras perdidas. ¡Las necesitamos para comunicarnos y contar historias!" - respondió Romy con una sonrisa.

Los niños aplaudieron con entusiasmo.

"¿Cómo las encontramos?" - preguntó Lucas, con los ojos brillantes de emoción.

"Para encontrarlas, tenemos que resolver una serie de pistas. Las palabras se esconden en lugares que conocen bien: el patio, la biblioteca y hasta en la cocina del colegio. ¡Vamos a ser detectives!" - exclamó Romy.

Los niños se pusieron a trabajar en equipo. En el patio, encontraron la primera pista: un globo con la palabra “amistad” escrita en él.

"¡Mirá! Esta palabra es muy importante. ¿Qué significa para ustedes?" - preguntó Romy.

"Es compartir y jugar juntos" - dijo Juan.

"Exacto. La amistad es una de nuestras palabras más queridas. La guardamos con cariño. Vamos por más palabras. ¡A la biblioteca!" - animó Romy.

En la biblioteca, descubrieron un libro abierto con la palabra “imaginación”.

"La imaginación nos ayuda a crear historias creativas. ¿Quién se anima a contarme una pequeña historia usando esta palabra?" - retó Romy.

Lucía se animó y comenzó: "Érase una vez un reino mágico donde los monstruos no eran malos, sino que soñaban con ser amigos de los niños..."

Romy la interrumpió: "¡Qué historia tan linda, Lucía! Así vemos cómo las palabras pueden darnos poder para crear mundos. ¡Vamos al último lugar, la cocina!"

Cuando llegaron a la cocina, encontraron una olla con la palabra “sabores” escrita alrededor.

"Acá hay otra palabra muy rica. ¿Qué son los sabores para ustedes?" - preguntó Romy.

"Son lo que sentimos cuando comemos algo rico. Puede ser dulce o salado!" - exclamó Tomás.

"Perfecto, los sabores también son como palabras que nos describen lo que sentimos. Ahora tenemos que unir todas nuestras palabras perdidas: amistad, imaginación y sabores para hacer una gran historia juntos. ¿Quién se anima?" - dijo Romy.

Los niños comenzaron a hablar todos al mismo tiempo, pero Romy los guió y anotó en la pizarra:

"Un día, en un reino mágico de sabores, los amigos se reunieron bajo un árbol y soñaron con aventuras para compartir. Así nació una amistad llena de imaginación y deliciosos colores..."

"¡Qué historia tan linda!" - gritaron todos emocionados.

Al final del día, Romy se sentó en su escritorio, contenta de cómo habían resuelto el misterio.

"Chicos, cada una de las palabras que encontramos es especial y tiene un significado único. Ahora, cada vez que las usen, recordarán nuestra aventura. ¡Y no olvidemos que comunicarnos es hacernos entender, crear vínculos!" - concluyó.

Sus alumnos aplaudieron, y Racita, la más pequeña del grupo, dijo:

"¡Gracias, señorita Romy! Hoy aprendimos que las palabras son como tesoros que siempre debemos cuidar y compartir."

La dulce voz de los niños resonó en el aula mientras prometían usar sus palabras para siempre.

Y así terminó la aventura de Romy y sus alumnos, con la sonrisa en los rostros y un nuevo aprecio por el poder mágico de las palabras. ¡Nunca olviden usarlas con amor y creatividad!

FIN.

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