La Aventura de las Princesas en el Campo


Era un día soleado en Buenos Aires y Lucia y Agustina estaban emocionadas porque hoy era su cumpleaños número 14.

Habían planeado una gran fiesta con todos sus amigos, pero justo antes de que empezara la fiesta, recibieron una llamada inesperada. - ¡Hola chicas! -dijo la voz del otro lado del teléfono-. ¿Cómo están? Era su tía Martina, que vivía en el campo.

Las chicas no habían visto a su tía en mucho tiempo y se alegraron de escuchar su voz. - Hola tía Martina -dijeron las chicas al unísono-. Estamos bien, gracias por preguntar. - Escuchen, tengo una sorpresa para ustedes -dijo tía Martina-. He preparado una pequeña aventura para celebrar su cumpleaños.

¿Les gustaría venir al campo a pasar el día conmigo? Las chicas se miraron entre sí y luego sonrieron de oreja a oreja. - ¡Sí, tía Martina! -exclamaron las chicas emocionadas.

Así que cancelaron la fiesta y se subieron al auto rumbo al campo. Cuando llegaron allí, vieron que había caballos esperándolas. - Vamos a dar un paseo en caballo -dijo tía Martina-. Pero primero debemos aprender cómo cuidarlos correctamente.

Tía Martina les enseñó todo lo que necesitaban saber sobre los caballos: cómo cepillarlos, alimentarlos y ensillarlos. Luego salieron juntas a dar un paseo por el campo. Era hermoso ver los campos verdes ondulantes mientras galopaban por ellos. Las chicas se sentían libres y felices.

Pero de repente, el cielo se oscureció y empezó a llover. Tía Martina les dijo que tenían que volver a la casa antes de que la tormenta empeorara.

Cuando llegaron allí, vieron que la casa estaba inundada debido a una fuga en el techo. - Tenemos un problema -dijo tía Martina-. La casa está inundada y no podemos quedarnos aquí.

Las chicas estaban preocupadas pero su tía les dijo que no se preocuparan, ya había ideado un plan. Las llevó al granero donde había preparado una pequeña cabaña para pasar la noche. - No es lo ideal -dijo tía Martina-, pero será divertido dormir bajo las estrellas por una noche.

Las chicas encontraron algo emocionante en dormir bajo las estrellas en lugar de estar en una habitación cerrada. Comieron sándwiches y bebieron jugo mientras contaban historias de miedo. A pesar del mal tiempo, habían tenido un día increíble gracias a su tía Martina.

Al día siguiente, después de haber ayudado a arreglar el techo, regresaron a Buenos Aires con muchas historias para contarle a sus amigos sobre su aventura en el campo.

Se dieron cuenta de que aunque habían cancelado su fiesta, habían pasado un cumpleaños inolvidable gracias a su tía Martina y sus caballos. Desde ese momento aprendieron que los planes pueden cambiar inesperadamente y siempre hay oportunidades para experimentar cosas nuevas e interesantes si estamos abiertos a ellas.

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