La Aventura de las Señales de Tránsito
En un pequeño pueblo llamado Tránsitoville, las señales de tránsito eran más que simples carteles. Cada una tenía su propia personalidad y, de alguna extraña manera, podían hablar entre ellas.
Una mañana soleada, la Señal de Stop, que era muy sabia y siempre quería hacer lo correcto, se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. La Señal de Ceda el Paso parecía inquieta.
"¡Hola, Señal de Ceda! ¿Qué te pasa?" - preguntó la Señal de Stop, deteniéndose con seriedad.
"¡Ay, Señal de Stop! Últimamente nadie nos escucha. Los autos pasan sin mirar, ¡y eso no deberíamos permitirlo!" - exclamó la Señal de Ceda, preocupada.
La Señal de Stop reflexionó por un instante.
"Quizás necesitamos encontrar una manera de hacernos escuchar. Tal vez podamos hacer una reunión para que todos los vehículos se enteren de nuestra importancia."
La Señal de Ceda asintió entusiasmada. Juntas, comenzaron a planear una gran reunión para todas las señales de tránsito. Mientras organizaban el evento, la Señal de Giro a la Izquierda, que siempre era un poco despistada, llegó corriendo justo a tiempo.
"¿De qué se trata todo esto?" - preguntó ansiosamente la Señal de Giro a la Izquierda, moviendo sus brazos.
La Señal de Stop le explicó la situación.
"Estamos organizando una reunión para recordarle a los autos la importancia de escucharnos. ¡Nos necesitan!"
La Señal de Giro a la Izquierda sonrió, pero recordó lo que sucedía en las calles.
"¡Pero será difícil! Muchos no nos ven ni nos prestan atención."
"Es cierto, pero si unimos nuestras voces, ¡podremos lograrlo!" - respondió la Señal de Ceda con seguridad.
Así, a lo largo del día, las diferentes señales se reunieron en el cruce más importante del pueblo. La Señal de Cruce Peatonal, siempre amable y atenta, sugirió que cada señal compartiera una historia sobre por qué era importante.
La Señal de Pare, así de tajante como siempre, fue la primera en hablar.
"Yo soy la Señal de Pare, y mi propósito es detener a los autos y asegurar la seguridad de todos. Si no me respetan, ¡puede ocurrir un accidente!"
Los autos, que comenzaban a detenerse curiosos, se acercaron para escuchar.
La Señal de Ceda tomó la palabra luego.
"Yo soy la Señal de Ceda el Paso. Indico que hay que ceder el derecho de paso a quienes llegan primero. Si no me prestan atención, ¡podrían chocar!"
Después de que cada señal contó sus historias, comenzaron a notar que algunos vehículos empezaban a detenerse, desde autos pequeños hasta camiones grandes. Uno de los autos, un viejo coche llamado Rayo, fue el primero en hablar.
"Nunca había pensado en lo importante que son ustedes. Siempre paso corriendo y nunca me detengo a pensar. ¡Los escucharemos de ahora en adelante!"
Las señales sonrieron, se sentían valoradas. Pero de repente, un grupo de ciclistas se acercó y algunos parecían confundidos.
"¡Disculpen! No sabemos cuál es la señal que debemos seguir. A veces nos perdemos y no sabemos qué hacer en una intersección."
La Señal de Giro a la Izquierda, que también era muy atenta, se acercó y expuso una gran idea.
"¡Podemos ayudarlos! Ustedes son parte de nuestras calles también. Debemos encontrar una forma de trabajar juntos."
Las señales decidieron que tenían que incluir a los ciclistas en la reunión. Así que comenzaron a hablar sobre cómo mejorar la comunicación entre ellos y todos los que transitan por las calles de Tránsitoville.
Juntos, acordaron que cada vez que un ciclista pasara por un cruce, las señales de tránsito harían sonar un pequeño timbre para llamar su atención.
Al final del día, todos los vehículos prometieron prestar atención a las señales y seguir sus indicaciones. La Señal de Stop, emocionada y satisfecha, concluyó la reunión.
"Hoy hemos demostrado que cuando trabajamos juntos, podemos crear un lugar más seguro para todos. ¡Toda señal cuenta!"
Las señales de tránsito, junto a los autos y ciclistas, sintieron que habían logrado algo grande y se fueron felices a sus lugares. Desde ese día, Tránsitoville se convirtió en un lugar donde todos prestaban atención a las señales de tránsito, aprendiendo así la importancia de respetarlas y cuidarse entre sí. Fue una gran lección que nunca olvidaron.
FIN.