La Aventura de las Tres Amigas
Era una hermosa tarde en el barrio. El sol brillaba y una ligera brisa movía las hojas de los árboles. Clara, Kiara y yo, que éramos amigas desde la infancia, estábamos sentadas en la plaza jugando y disfrutando del día. Desde que nuestras madres se conocieron en el trabajo, formamos un lazo inquebrantable.
"- ¿Se imaginan si un día nos encontramos con un tesoro?" preguntó Kiara mientras recogía una flor.
"- ¡Sí! Eso sería increíble!" respondió Clara emocionada, mientras movía su cabello al viento.
"- Pero, ¿dónde lo encontraríamos?" pregunté yo, con curiosidad.
"- Tal vez en el bosque detrás de la escuela. Dicen que hay un árbol misterioso que guarda secretos," sugirió Kiara con un guiño.
Nos miramos con complicidad y decidimos que al otro día iríamos a explorar. Al día siguiente, con mochilas llenas de bocadillos y una linterna, nos dirigimos hacia el bosque. Cuando llegamos, el lugar parecía incluso más mágico de lo que habíamos imaginado.
"- Miren ese árbol enorme!" exclamó Clara, señalando un roble gigantesco. "Parece que puede hablar".
"- ¿Y si podemos encontrar un mapa del tesoro?" dije yo con esperanza.
Empezamos a rodear el árbol y, de repente, Kiara encontró algo brillante en el suelo.
"- ¡Chicas, miren esto!" gritó mientras levantaba un objeto cuidadosamente. Era una antigua llave dorada.
"- ¿Y si esta clave abre un cofre del tesoro?" dijo Clara con los ojos brillantes de emoción.
"- ¡Vamos a buscarlo!" respondí, sintiéndome una aventurera. Prosiguieron en nuestro recorrido adentrándonos más en el bosque. Gritos de alegría y risas llenaban el aire.
Pero, pronto, comenzamos a escuchar un extraño sonido detrás de nosotros. Era un tipo de zumbido que parecía provenir de un arbusto cercano.
"- ¿Qué fue eso?" preguntó Kiara asustada.
"- No se preocupen, debe ser un insecto," traté de calmarlas. Pero mí corazón latía rápido y eso no me parecía tan seguro.
Decidimos seguir un poco más, cuando de repente, la tierra se empezó a mover. Vimos un grupo de pequeños insectos que formaban un camino. Sin dudarlo, Clara dijo
"- ¡Sigámoslos! Tal vez nos lleven a algo interesante!".
Con risas y nervios, seguimos a los insectos mientras ellos se movían en fila. Pasamos por debajo de ramas y alrededor de flores gigantes. Finalmente, nos llevaron a un claro iluminado por el sol, donde había una piedra grande con inscripciones.
"- ¿Qué dice?" preguntó Kiara, mientras se acercaba.
"- Dice que quien encuentre la llave dorada, debe dejarla aquí y hacer un deseo" lo leí en voz alta.
"- ¡Eso es increíble! ¿Qué deseamos?" preguntó Clara emocionada.
"- Deseo que siempre seamos amigas, no importa lo que pase." dije.
Cada una tomó la llave y la colocó sobre la piedra al mismo tiempo.
"- ¡Hecho!" dijeron Clara y Kiara, sonriendo.
De repente, una suave brisa se sintió y el sonido de las hojas pareció tocar una melodía. Era como si el bosque celebrara nuestro deseo. Nos abrazamos unas a otras, sintiendo que ese momento era inolvidable.
Cuando regresamos a casa, estábamos llenas de historias que contarles a nuestras madres. Desde aquel día, entendimos que el verdadero tesoro no era un cofre lleno de oro, sino la amistad que construimos día a día.
Y así, cada vez que jugamos en el bosque, recordamos nuestra aventura y la mágica llave, que se convirtió en un símbolo de nuestra eterna amistad.
FIN.