La Aventura de las Vocales



En un pequeño pueblo, había cinco amigas inseparables: Ana, Ema, Ivo, Oto y Ula. Estas chicas no solo eran amigas, sino que también representaban las vocales del abecedario. Cada una era diferente, pero juntas formaban un equipo imbatible.

Un día, mientras jugaban en el parque, notaron algo extraño en el cielo. "Miren, ¿qué es eso?"- exclamó Ana, señalando un gran torbellino de colores que se acercaba.

"Parece un arcoíris, pero nunca había visto uno así!"- comentó Ema, con ojos bien abiertos.

"¡Es un arcoíris de letras!"- gritó Ivo emocionado.

"Debemos ir a verlo más de cerca,"- dijo Oto, siempre el más aventurero.

"Sí, ¡vamos!"- animó Ula, saltando de felicidad.

Las chicas corrieron hacia el misterioso fenómeno. Cuando llegaron, se dieron cuenta de que el arcoíris estaba formado por letras danzantes que caían como si fueran confites. Las letras formaban palabras que flotaban en el aire.

"¡Qué lindo!"- exclamó Ana.

"Pero, ¿qué significarán estas palabras?"- se preguntó Ula con curiosidad.

Mientras las chicas intentaban descifrar el misterio, una gran risa resonó en el aire. De entre las letras, apareció una criatura mágica, un duende llamado Alfabeto.

"Hola, chicas! Gracias por venir a mí! He estado buscando a las vocales para que me ayuden a establecer un nuevo lenguaje en mi reino.

"-

"¿Pero por qué necesitamos un nuevo lenguaje?"- preguntó Ema.

"¡Porque un desastre está por suceder!"- exclamó Alfabeto preocupado.

"Esta tarde, un grupo de consonantes traviesas ha decidido mezclar las palabras en mi reino y volver todo un caos. ¡Necesito su ayuda!"-

Las chicas, entusiasmadas, aceptaron ayudar al pequeño duende.

"Pero, ¿cómo vamos a hacerlo?"- se cuestionó Ivo.

"Debemos encontrar a las consonantes traviesas y enseñarles la importancia de las vocales en el lenguaje,"- explicó Alfabeto.

Así que se pusieron en marcha hacia el Reino de las Palabras. Cuando llegaron, se encontraron con un grupo de consonantes jugando.

"¡Ey, ustedes, sonidos traviesos!"- gritó Oto.

"¿Por qué están desordenando las palabras?"- agregó Ula.

"¡Hacemos lo que queremos!"- respondió una ‘B’ entonando con un leve aire de arrogancia.

Ana, que siempre había sido muy diplomática, dijo: "Chicos, ¡las vocales son fundamentales! Sin ellas las palabras no pueden existir correctamente. Nos ayudan a comunicarnos, a contar historias y a cantar canciones. Ustedes necesitan de nosotras tanto como nosotras de ustedes! ”-

Las consonantes, sorprendidas, se miraron entre sí.

"Pero nunca pensamos en eso..."- dijo la ‘C’ sonrojada.

"La verdad es que solo queríamos jugar, pero no sabíamos que había un orden,"- admitió una ‘D’.

"Podemos divertirnos juntos si todos colaboramos,"- dijo Ema con entusiasmo.

"¡Sí! Juguemos a hacer palabras juntos!"- propuso Ivo.

"¡Eso sería genial!"- exclamó Oto.

Y así, las chicas empezaron a jugar con las consonantes, formando palabras de toda clase. Pronto, el reino lleno de letras se transformó en un lugar lleno de risas y emoción.

"¡Veo que todos están divirtiéndose!"- dijo Alfabeto con una sonrisa en su rostro.

"Sí, hemos aprendido que trabajar juntos es mejor que estar separados, ¿verdad?"- contestó Ana, muy feliz.

Al final del día, las vocales y consonantes se abrazaron mostrando su nueva amistad.

"Gracias por ayudarnos a ver lo importante que son las vocales,"- dijo la ‘B’ con sinceridad.

"Jugaremos juntos siempre!"- prometió la ‘D’.

Así, las chicas regresaron a su pueblo con una gran lección aprendida. Habían demostrado que las diferencias hacen que el mundo sea más divertido, y que trabajando juntos, se puede sacar lo mejor de cada uno.

"Nunca olvidemos la importancia del equipo, sea cual sea,"- reflexionó Ula al final del día.

"¡Exacto! Y siempre, siempre hay espacio para la comunicación y la colaboración!"- concluyó Ema.

Desde ese día, las vocales y consonantes hicieron un pacto de amistad, y el lenguaje del Reino de las Palabras se volvió mucho más rico y divertido. Las chicas aprendieron que, sin importar las diferencias, juntos podían crear algo hermoso y aprender en el camino.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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