La Aventura de Lía, Max y Tico



Había una vez una niña llamada Lía que vivía en una casa con un hermoso jardín. En su jardín también vivían dos mascotas: Max, un perro juguetón y fiel, y Tico, un gato curioso y ágil. Aunque Lía amaba a ambos, había un problema: Max y Tico se peleaban todo el tiempo.

"¡Max, no le ladres a Tico!" - decía Lía, tratando de calmar la situación.

"¡Pero él siempre me molesta!" - respondía Max, moviendo su cola con frustración.

"¡Yo no lo molesto! Él siempre quiere jugar conmigo de una manera tonta!" - maullaba Tico, mostrando sus garras como si estuviera listo para pelear.

Un día, mientras Lía estaba en el jardín, vio que un grupo de niños jugaba a la pelota en el parque. Decidió que era el día perfecto para llevar a Max y a Tico a que conocieran a otros amigos. Sin embargo, tenía un miedo en su corazón: ¿y si se peleaban con otros animales?

Así que Lía ideó un plan. Sentó a Max y Tico en el patio y les dijo: "Chicos, tengo una idea. ¿Y si armamos un juego donde tengan que trabajar juntos? Así aprenderán a llevarse mejor."

Tico puso una pata en la barbilla, pensativo. "¿Cómo?" - preguntó.

"Voy a esconder un juguete en el parque y ustedes dos tendrán que encontrarlo juntos. Si trabajan en equipo, lo lograrán, y si no…" - Lía hizo una pausa dramática, "¡se lo dejaré a otro perro y gato que sí sepan hacerlo!"

Los dos mascotas, sorprendidos por la posibilidad de perder algo tan divertido, miraron a Lía intrigados.

"¡Está bien, lo haremos!" - ladró Max, entusiasmado.

"Pero no me grites, ¡yo puedo ayudar!" - protestó Tico.

Lía escondió el juguete en el parque y les dio una pista: "Recuerden, el juguete está cerca de la sombra del gran árbol. ¡Buena suerte!"

Los dos comenzaron a correr, pero pronto se dieron cuenta de que no podían hacerlo solos. Max quería correr hacia el árbol a toda velocidad, pero Tico era más ágil y podía treparse por las ramas.

"¡Tico, desde arriba mira si lo ves!" - le gritó Max.

Tico subió rápidamente al árbol y, desde allí, pudo divisar el juguete.

"¡Lo vi, está al lado del tronco!" - maulló Tico. "Pero necesitarás que yo te guíe. ¡Corre hacia la sombra!"

Max siguió las instrucciones de Tico, pero antes de llegar, tropezó con una raíz. Cuando iba a quejarse, recordó que debía trabajar en equipo:

"¡No puedo llegar solo! ¡Tico, ven!"

Tico saltó del árbol y corrió hacia Max. "¡Toma, aquí estoy para ayudarte!"

Con la ayuda de Tico, Max pudo levantarse. Finalmente, juntos llegaron al lugar donde estaba el juguete.

"¡Lo encontramos!" - gritaron ambos al unísono.

Lía se acercó con una gran sonrisa. "¡Lo hicieron! ¡Vieron cómo trabajando juntos pudieron lograrlo!"

Max movió la cola con alegría: "¿Entendés, Tico? ¡No necesitamos pelear!"

"Exacto, somos más fuertes juntos que separados. ¡Podríamos hacerlo siempre!" - respondió Tico, ronroneándole contento.

Desde ese día, Max y Tico hicieron un pacto.

"No más peleas, ¡solo juegos y aventuras!" - dijo Max.

"¡Sí!", concordó Tico. "Podemos explorar juntos y encontrar más tesoros secretas."

Y así, Lía, Max y Tico se convirtieron en el mejor equipo del mundo. Aprendieron que, aunque eran diferentes, trabajando juntos podían lograr grandes cosas y, lo más importante, que la amistad es mucho más valiosa que cualquier pelea.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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